
Picasso: » Mendigos junto al mar». Óleo sobre tabla. 105 x 69. 1903. National Galley Of Art, Washington.
Ya sé que esto no va a ser políticamente correcto, pero estoy enfadada, muy enfadada; no tanto por la Navidad en sí, desde un punto de vista religioso, sino en cómo se gestiona la idea y el despilfarro consiguiente. ¿Cómo es posible que hasta en los ayuntamientos más pequeños, con más de la mitad de la población en paro, se gaste dinero en iluminar las calles y en cabalgatas de medio pelo?; no digo nada sobre los miles y cientos de miles de euros de las grandes ciudades, de las cabalgatas y toneladas de caramelos lanzados, mientras se cierran los comedores escolares porque estamos en vacaciones de Navidad… los niños que no pueden hacer una comida caliente en sus casas, que coman caramelos, que los chupen despacio para que les duren más y así engañar al estómago, y no hablo de Biafra, hablo de este país… ¿De qué Navidad hablamos, de la que deja a los niños sin comer, de ese eufemismo que se han inventado: la pobreza energética, (estos medio comen, pero pasan frío) para no llamar a las cosas por su nombre? Últimamente las cosas no dejan de producir estupor al principio, para después dejar paso al cabreo sin más. Y si los protagonistas de estas fiestas son los niños, démosles una infancia digna. Los ciudadanos tenemos que soportar la corrupción y al tiempo celebrar unas fiestas que carecen de sentido, desde el momento en que tenemos los índices de pobreza más altos de la Unión Europea. Me niego a seguir esta broma de falsa felicidad festivalera. ¿Qué pasaría si a los Reyes Magos los descabalgáramos y llegasen como lo que eran, magos y no reyes de nada y se postraran en un portal humilde…? Quizás entonces la idea de la Navidad se correspondería con la realidad.
Unos ejemplos sobre el despilfarro (Publico.es)
945.716 €, subvención a la cafetería del congreso para comidas y bebidas de todo el personal
Gastos de limpieza: 1.400.000 más 60.000 en productos de limpieza.
1000 € para café, solo para los taquígrafos los días que se prolongan los plenos.
67.500 € en los desplazamientos gratuitos de los diputados por toda España; cada parlamentario toca a más de 22.000 €.
875.000 € en gastos de servicio de Radio-Taxi.
180.000 en los transportes de los miembros de la Mesa y tarjetas de aparcamiento.
En resumen, para facilitar la movilidad de los diputados, 7.805.000.
Y… 600.000 € en telefonía fija y móvil que les facilita la cámara.