El Lyceum Club Femenino de Madrid fue una organización pionera en España. A imagen y semejanza del Lyceum Club de Londres es una organización cultural y laica creada en 1926, que luchó por la igualdad social y jurídica de las mujeres. Después del de Londres, creado por la escritora Constance Smedley en 1903, surgieron otros en distintos lugares del mundo. Una de las grandes impulsoras en España fue Carmen Baroja y otras destacadas como Victoria Kent, Zenobia Camprubí, Isabel Oyarzabal y María de Maeztu ocuparon puestos relevantes en la dirección de la entidad. El LCF fue un lugar para compartir ideas, un espacio donde luchar por los derechos civiles de la mujer española. Como es fácil de entender, la Iglesia Católica y el patriarcado, que reducían a la mujer al ámbito familiar, reaccionaron en contra de forma furibunda, pero la sociedad existente se estaba resquebrajando. El sufragio femenino se logró gracias a la lucha de Clara Campoamor y, del mismo modo, se logra la retirada del artículo 438 del Código Penal que penaba solo con el destierro el asesinato con el que el marido castigaba el adulterio de su esposa. Las integrantes del LCF sufrieron todo tipo de insultos y escarnio público; para ello, las abogadas Victoria Kent y Matilde Huici tomaron cartas en el asunto para defender su dignidad. Otras socias destacadas fueron Mª Teresa León, Concha Méndez, Maruja Mallo, Elena Fortún, Victoria Durán, Hildegart Rodríguez, Ernestina de Champourcín… Mª Teresa León decía que había que «adelantar el reloj de España».
La importantísima labor del Club se vio interrumpida por el golpe militar del 36, que supuso el exilio para todas ellas; pero no solo eso ya que sus nombres fueron borrados como si sus tareas no hubiese existido, como borrando el pasado y sus logros, y se volviera a condenar a las mujeres a ser «las reinas del hogar». El LCF fue confiscado por la Falange y la Sección Femenina lo convirtió en El Club Medina. Sin palabras.