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¡Feliz Año Nuevo!!!

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Para el mundo en general este año pasado no ha sido especialmente bueno. Personalmente ha sido nefasto. La desaparición de un ser querido siempre es devastador. Pero seamos positivos y deseemos que este año, recién inaugurado, sea bueno para todos. ¡¡¡Os deseo lo mejor de lo mejor!!!

Un estado para Palestina.

El 30 del 11 de 2012 escribí en este blog en relación a la votación que se celebró en la Asamblea General de las Naciones Unidas: «Nacimiento de un estado palestino. ¡Enhorabuena al pueblo palestino! Me consta que muchos millones de ciudadanos de todo el mundo festejamos este día histórico. En dicha reunión en la que se aprobó, por mayoría absoluta de 138 votos a favor, 9 en contra y 41 abstenciones, el estatus de Palestina como estado observador no miembro, lo que conlleva el acceso a otras agencias de la ONU y a los tribunales internacionales». Me felicitaba por ello como un paso importante y continuaba: «En Ramala, ciudad de Arafat, los palestinos celebraron la creación de un estado portando fotos de Mahmud Abás y de Arafat. Júbilo y alegría para un pueblo que lleva una eternidad luchando por sus derechos…». Y hablaba de que quedaba un largo camino. En aquel momento, muchos países europeos encabezados por Francia y España concretaron el deseo de muchos de sus ciudadanos; se abstuvieron Alemania y Reino Unido y, por supuesto, Estados Unidos e Israel. A día de hoy España está considerada como el país europeo que defiende con más intensidad su apoyo a la creación de un estado palestino como solución a la guerra. Las barbaridades que se están perpetrando por ambas partes son algo inconcebible; la limpieza étnica que Israel está llevando a cabo sistemáticamente es un horror y de paso se está apropiando de la parte norte de Gaza de manera que ha conseguido reunir, maquiavélicamente, en el sur a la inmensa mayoría de palestinos para tener así más fácil su aniquilación. Estados Unidos sigue apoyando a Israel ¿hasta cuando, me pregunto, nos preguntamos los que deseamos fielmente que Palestina tenga por fin un estado? ¿Cuántos años han pasado desde aquella votación de 2012 en Naciones Unidas? Hagan la cuenta y hoy, ingenuamente, una se pregunta, ¿sirve para algo La ONU?

El llanto de los niños palestinos.

¿El llanto de los niños es igual o diferente según de qué lado de la frontera nos llegue? Los oímos vagamente desde el fondo de la pantalla tras la voz del corresponsal que envía su crónica. Niños malheridos que llaman a su madre desesperados, con hambre, atemorizados. Niños de la guerra desangrados ante el horror de algo que no pueden entender. Niños rotos, huérfanos, sin hogar, sin tierra, sin protección, sin futuro, niños que, como sus padres, pueden ser moneda de cambio. ¿Cuánto vale un niño palestino? ¿A día de hoy como un adulto palestino? El precio lo ha puesto Israel, cincuenta palestinos por tres israelíes. ¿Tan poco vale un palestino adulto? ¿En el canje, cuánto valdría un niño palestino? Menos que nada, porque en la limpieza étnica que Israel está llevando a cabo, también exterminan el futuro que ellos representan. Sin niños, sin mujeres que puedan procrear, no existe un futuro para Palestina.

La mordaza franquista.

Esta es la historia de una niña que, nacida en Cartagena, en el seno de una familia castellano parlante vivió sus primeros años en Ceuta, Barcelona y Palma de Mallorca. Una niña feliz que un día, por el trabajo de su padre, se encontró viviendo en una isla mágica y fue en ella donde despertó a la vida. Con seis años su mundo era un jardín asomado al puerto de Ciutadella de Menorca; sus amigos primeros fueron los patos que se bañaban en el estanque, los caracoles que tras la lluvia marcaban el paso lento sobre las verduras del huerto de Marieta, sobre sus horas también porque, entonces, el tiempo se estiraba, se estiraba. Después, en el colegio, al poco, hablaba el menorquín como una isleña; sus padres se maravillaban de las palabras que la niña les enseñaba como un tesoro. Los sábados por las mañanas su padre la llevaba a las sesiones de cine para niños y cuando llegaba a casa le contaba, en menorquín, a su madre, la película que había visto. La niña era ya bilingüe. Y lo fue para siempre, solo que, cuando por el trabajo del padre, tuvieron que abandonar la isla, aquella niña solo pudo soñar en su otro idioma porque, en el resto del país, fuera de los países catalanes, no se podía oír el catalán ni sus dialectos. Aquellas palabras del dialecto menorquín, sin embargo en su corazón, eran tan suyas como las otras. Pasaron los años y aquella niña que ya era una mujer pasó unas vacaciones en Ibiza y allí, tumbada en la arena, de pronto, oyó a unos niños que hablaban la lengua de sus sueños y se estremeció de felicidad. Fue un regalo inesperado que le confirmó la fuerza de las palabras, el intento vano de las dictaduras, que la lengua materna se lleva en la sangre para siempre. Que nadie puede borrar cómo se nombran las palabras que nacen del corazón. Que ahora se puedan expresar las ideas en las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados me parece, le parece a esa niña que era yo, que ya iba siendo hora.

Así no

De madrugada ha caído una tromba de agua que ha durado más o menos una hora. Ha sido devastadora, y ya de día tenemos que lamentar la muerte de un vecino de Jabalí Viejo, que ha sido arrastrado por las aguas. El destrozo que el hombre está ocasionando al planeta nos está pasando factura; el cambio climático es tan evidente, que debemos parar ya, reflexionar y enmendar nuestras acciones; no todo vale, no a costa del deterioro del planeta azul del que por otra parte estamos tan orgullosos. Nos estamos jugando el futuro de nuestros hijos y nietos. El apostar por las energías renovables está muy bien, pero estamos llegando tarde, no podemos demorarnos ni dejarlo para mañana, hay que actuar ya. Los destrozos que estamos viendo de casas enteras, de familias que lo pierden todo, es tremendo. Por otra parte, la mala planificación urbana es una temeridad; cuántas urbanizaciones están edificadas sobre ramblas y, si esto es ilegal, ¿por qué lo permiten? Porque las ramblas, cuando llueve, se convierten en verdaderos ríos que se llevan por delante todo lo que encuentra a su paso. Pero esto no es de ahora; hace más de cincuenta años que se viene alertando de los peligros que conlleva la acción del hombre sobre la Tierra. La lluvia que tanta falta hace en los campos no es esa; la lluvia que cae y va empapando el suelo, la que vivifica, nutre, esa es la que necesitamos para que la agricultura sea un regalo que nos alimenta. ¡Seamos cuerdos!

El volcán

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Magníficas, espectaculares, bellísimas, no tengo palabras para definir estas imágenes que circulan por la red. Tanta belleza, sin embargo, va unida al dolor, a la angustia, al desarraigo con que todos los isleños viven el día a día. El futuro se les presenta incierto a tantas familias que van viendo como la tierra, su tierra, les deja con lo puesto. Llegan los ferris desde las otras islas y los aviones llenos de gentes que no quieren perderse ese espectáculo de la tierra que se agita, que ruge desde que el volcán comenzó a expulsar lava. Algunos palmeros se ven en la tesitura de emigrar. La isla bonita nos demuestra que la fuerza de la naturaleza es tan imponente que es imposible luchar contra ella. ¡Ánimo a todos los isleños! Y que lleguen pronto las ayudas que tanto necesitan. En mi corazón esa canción que dice: «Palmero sube a la Palma y dile a la palmerita que se asome a la ventana que su amor la solicita…» y de fondo el timple y una isa y una folía.

La Palma en el corazón

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Dieciséis días ya desde que el nuevo volcán de La Palma nos encogió el corazón. La tierra tiembla, ruge con un estruendo terrible y lanza el magma acumulado en su interior. Las imágenes que la televisión canaria nos trasmite al segundo son de una belleza innegable, pero nos han mostrado a la vez el poder de destrucción, la devastación total de que es capaz sepultando fincas, casas, huertos y llevándose por delante el medio de vida de los palmeros. El sentimiento de los isleños, su desconsuelo, nos conmueve; perder el esfuerzo de toda una vida, los recuerdos familiares, supone un desarraigo sentimental, un vacío difícil de llenar. Y la frase que más se repite: «no nos olviden», debemos tenerla muy presente. No vamos a olvidad a la «Isla Bonita», como es difícil olvidar el parque natural de Timanfaya en Lanzarote, otra isla que enamora, que a mí personalmente me fascinó. Ver el ingenio de los agricultores de Lanzarote para el cultivo de la vid es sorprendente; protegen la vid mediante unos muretes de piedra semicirculares. La vid se planta en agujeros cónicos sobre el lapilli o picón, como ellos lo denominan, de modo que puedan acceder al suelo vegetal, el picón retiene la humedad de la noche y la filtra hacia el terreno que hay debajo al tiempo que evita la evaporación durante el día. Esta solución para los viñedos es además de inteligente una bella configuración de un paisaje de singular encanto. Los isleños están acostumbrados a sacar el máximo rendimiento de lo que tienen. ¡Ayudemos a La Palma! Hoy todos somos palmeros.

El cielo siempre sorprendente

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Fotos, Jero García

Jero me abruma con sus magníficas fotografías. Por circunstancias familiares he vivido, con suerte, en once casas, que se dice pronto. Con mis padres recorrimos gran parte de la geografía española. Y digo por suerte, porque cuando eres joven conocer distintos paisajes y gentes te abre la mente, te das cuentas de toda la riqueza cultural de nuestro país y te da la oportunidad de tener amigos en todas partes. Digo todo esto porque los atardeceres son distintos según el lugar, por ejemplo, estos de Ceuta son muy parecidos a los del levante, pero no tienen nada que ver con los del norte o los de Canarias o los de las Baleares. Recuerdo un amanecer en Ibiza que me fascinó; hay momentos así que no se olvidan, son como tarjetas postales que siempre llevamos en el recuerdo. Mil gracias, Jero.

Así se ha quedado «mon atelier»

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«Mi estudio», fotos Bárbara

Mi lugar de trabajo me ha deparado una gran sorpresa; al tirar una pared, nos encontramos con más de 10 metros cuadrados de terraza, con lo que supone de luz añadida y además un rincón de descanso: «el descanso del guerrero» que es lo que a veces supone la batalla de enfrentarte con un lienzo en blanco, sobre todo si tienes una fecha fija detrás. Es la misma sensación que tiene el escritor ante un papel en blanco… me encuentro como si estrenara espacio, más grande, más cómodo y un observatorio desde donde contemplar las estrellas… ¿Se puede pedir más?

Deshaciendo la casa

«Hay que deshacer la casa» es una obra de teatro de Sebastián Junyent, escrita en 1983, que me sirve muy bien para explicar el largo silencio de este blog; en él ya di cuenta en su momento de la muerte de mi madre; lo que no podía imaginar es que deshacer, vaciar la que fuera la casa de mis padres sería tan largo en el tiempo ni tan doloroso. Cada objeto, cada rincón suscitaba un sinfín de recuerdos y, cuando llegaba a la mía, ya no tenia ganas ni fuerzas para nada. Después, con el obligado cumplimiento de la reclusión en la que el maldito virus nos tiene atrapados, cuando he querido retomar «La Estirga» tenía todo bloqueado. Gracias a mi compañero de fatigas y su gran paciencia he podido, por fin, ponerme de nuevo en contacto con vosotros, a los que quiero agradeceros de corazón vuestro interés. Esta pandemia nos remite a otros tiempos, casi olvidados, ahora que parecía que estábamos a salvo de casi todo, que la tecnología nos remitía casi al paraíso, esto tan terrible que nos azota a nivel mundial nos lleva ha reflexionar. Hay una lección que sacar de todo esto que ha puesto patas arriba nuestro vivir cotidiano: la enorme solidaridad que se percibe en los cuerpos sanitarios y de seguridad que, aun a riesgo de sus vidas, están haciendo un trabajo increíble. ¡Mi aplauso para todos ellos!