Últimamente parece que, a la hora de tomar una copa, no existen más que las distintas versiones de los gin tonics, por ello algunos de nuestros maestros cocteleros están reinventando cócteles con bebidas tan de aquí como el Anís del Mono o el brandy Magno. Mirando atrás encuentro en un tratado antiguo lo siguiente, que trata de cómo hacer «una bebida confortante traída de países fríos»; dice así: » De entre todas ellas, ocupa un lugar preferente el Punch; para realizarlo se tritura una pulgarada de té y se le añade un litro de agua hirviendo; pasados unos diez minutos se cuela el líquido sobre un recipiente en el que haya 30 gramos de azúcar y dos copas de ron.
Hay, además del descrito, muchas variedades, llamadas al gin, al kirsch… que solo varían en el predominio del licor que da nombre a la bebida.
Otra variedad es la siguiente: medio vaso de zumo de limón, el zumo de dos naranjas, la cáscara de una naranja y la de un limón, cinco gramos de té verde, 400 gramos de azúcar, medio litro de ron y un cuarto de coñac. Se tiene la infusión quieta durante 24 horas en un ambiente templado y, al cabo de dicho tiempo, se filtra con una manga, Dos o tres cucharadas de esta preparación, mezcladas con igual cantidad de agua caliente producen un Punch muy aceptable»
Estas bebidas calientes, en las noches de crudo invierno, que hacían nuestros abuelitas debían resucitar a un muerto; volvamos a recuperarlas y a ponerlas de moda. Ahora, los gin tonics parecen más una ensalada con su pepino, pimienta… en fin; lo último en polos son los de gazpacho… sin palabras.