Toda la fuerza de esa mirada que contempló las injusticias y batalló para transformar la vida de los demás. Hace un mes y dos días se apagó esa hermosa mirada que ilumina, ya, la de tantas personas. La dulzura de esa mirada y de su acento canario, su empatía y su talante cordial hacían de él un ser cercano y cariñoso; lo dicen todos los que lo trataron, un ser con luz propia. Me lo imagino como estudiante de derecho en La Laguna, entre las brumas de esa ciudad, en alto, con acentos coloniales, forjando su pensamiento ético, su inquebrantable decisión de lucha por los derechos civiles. No en vano fue secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG y miembro de la Ejecutiva Federal de PSOE; y él, el que convenció al entonces presidente Zapatero de que se debía aprobar la ley de matrimonio homosexual. Una ley que ha cumplido diez años y que ha sido inspiración y precursora de otras en todo el mundo. Pocas veces los españoles nos hemos sentido más orgullosos de una ley que por fin iba a hacer justicia. Una ley que nos hace iguales. Pedro Zerolo hizo de los derechos civiles su lucha valiente y tenaz, de su vida un ejemplo de insobornable ética. La sociedad avanza gracias al tesón de seres como Pedro y, aunque nos falte esa mirada, su obra está ahí para hacer mejor las vidas de los demás.
Si, Barbara, había mucha elocuencia y nobleza en esa mirada.
Que tenga buen viaje allá donde esté.
Besetes.
Amen, querida María!
Pedro Zerolo trabajó por eso que llamamos la justicia y el bien común.
Un beso bien grande!