



Fotos Bárbara
Es todo un lujo tener un pequeño huerto y unos pocos árboles frutales. Hoy día, volver a la tierra, al pueblo donde poder cultivar lo que comer se me antoja un verdadero privilegio. Y no hablo de una explotación agrícola, sino de un pequeño terreno donde podamos realmente saber lo que comemos. La fiebre por vivir en las grandes ciudades, donde se dan las máximas posibilidades de empleo, lo llego a entender, pero nos estamos perdiendo lo que es la vida sencilla en el campo, cultivar nuestros alimentos y sentirnos arraigados, unidos a un terreno, a unas gentes, a unas tradiciones.