Pasear por debajo de los puentes es más seguro:
la Estirga es de altos vuelos.
De entre los treinta y tantos puentes de París, algunos de los que sobrevuela la Estirga cuando se transforma en ave nocturna. Nadie la ha visto, por cierto, pero entre las quimeras (criaturas fantásticas que creara Viollet-le-Duc) todo se sabe, se comenta y cotillea. Los puentes están mudos, sin música. Que cada uno se cante la que quiera; tanta belleza no necesita aditamentos.