Esta obra que Picasso realiza en 1903 pertenece a su época azul. A finales de enero de ese año, el pintor regresa de París y se vuelve a instalar en casa de sus padres en la calle de la Merced de Barcelona. Trabaja en el estudio que compartiera en 1900 con Casagemas en la calle Riera de San Joan 17, y ahora lo comparte con Ángel Fernández de Soto, llamado «Patas». Allí permanecerá un año, hasta que encuentra un estudio para él solo en la calle del Comercio.
Sus obras entre 1900 y 1906 muestran la preocupación del dibujo como contorno real de la figura, a la que integra en ese mundo de seres desamparados, proyectando el hambre, la miseria, la alienación, la vida y la muerte; no es casual que su paleta se torne fría con esos azules y ocres tan característicos. Es el suyo un realismo idealizado que mira al clasicismo. Con el alargamiento de los miembros, huesudos, descarnados logra una estética elegantemente picassiana que algo le debe al arte egipcio al que admiraba especialmente (no hace falta que las figuras sean hieráticas); no olvidemos que Picasso, como Saturno, devora y bebe de todas las fuentes, y en sus retortas se «cocinan» todos los saberes del arte.
«El guitarrista ciego» está realizado con óleo sobre tabla. 121 x 82 cm. Barcelona 1903.










