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Picasso en «La Rotonde»

Jean Cocteau: Picasso, Pâquerette y Moïse Kisling.

Jean Cocteau: Picasso, Pâquerette y Moïse Kisling, 1916. París.

 

Jean Cocteau: Picasso, Pâquertte, Kisling y Max Jacob

Jean Cocteau: Picasso, Pâquertte, Kisling, Max Jacob y Manuel Ortiz

Picasso, con gorra de visera a cuadros en la primera foto de Jean Cocteau que, sentado en la famosa «La Rotonde», sita en el 99 del Boulevard de Montparnasse, comparte mesa con el también pintor Kisling y con Pâquerette su amante de turno. En la segunda, de la misma fecha, aparecen también Max Jacob y Manuel Ortiz.

Marc Chagall y Picasso

Marc Chagall y Picasso

Marc Chagall y Picasso

 

Desconozco quien es el autor de la fotografía, pero lo que es indudable es que se lo están pasando muy bien y se ríen a mandíbula batiente; muy «coleguillas» y cómplices ellos.

Le Lapin agile (Le Lapin à Gill) II

Interior de "El Lapin agile". Escuchando al Père Frédé, Midigliani, Francis Cascs, Paul Fosrt y Gaston Conté

Interior de «Le Lapin agile». Escuchando al Père Frédé, Modigliani, Francis Casco, Paul Fort y Gaston Conté

La historia del más famoso cabaret de Montmartre, «Le Lapin Agile», se remonta al año 1872 cuando el lugar se llamaba «À ma campagne» y su propietaria era una antigua bailarina de cancan llamada Adèle. En 1880 se conocía como «Cabaret des assassins» y su propietario encargó al caricaturista André Gill un cartel para la fachada de su local; el artista pintó un conejo escapándose de una cazuela. El cartel tuvo tanto éxito que se empezó a conocer como «Le Lapin à Gill» (El conejo de Gill) que con el transcurso del tiempo se convirtió en «Le Lapin agile» (El conejo ágil).

André Gill. öleo sobre tabla. 151 x 111. Museo de Monmartre.

André Gill. öleo sobre tabla. 151 x 111. Museo de Montmartre.

A principios del siglo pasado, el matrimonio Berthe Sébource y Frédéric Gerad, apodado Le Père Frédé, se hacen cargo del cabaret. Le Père Frédé, personaje pintoresco, reunía en el local a artistas como Braque, Modigliani, Max Jacob, Picasso, Utrillo, Apollinaire… junto a su fauna particular, una corneja amaestrada, el mono Théodule, la cabra Blanchette, un perro, varios ratones blancos y, el más famoso de todos, el asno Lolo, nombrado el pintor Boronali por un grupo que frecuentaba el local; al burro le ataron un pincel en el rabo con el que pintó un lienzo que llevaron y se expuso en el Salón de los Independientes, con el título: «Coucher du soleil sur l’Adriatique», que tuvo un gran éxito de crítica. Le Père Frédé, excéntrico y peculiar, calzaba zuecos y lucía una larguísima barba blanca, alimentaba a sus artistas a cambio de poemas, canciones, dibujos y cuadros que se colgaban en las paredes del local.

Interior del establecimiento

Interior del establecimiento

En las humildes paredes del local se colgaron cuadros que hoy están en los mejores museos del mundo. Picasso colaboró con dos obras,  entre ellas la excelente «La femme à la corneille», retrato de Margot Luc, hija de Berthe, y de la corneja amaestrada, a caballo entre la época azul y rosa.

Tertulia en el exterior.

Tertulia en el exterior. Modigliani junto al Père Frédé

En la actualidad está abierto al público, si tienen curiosidad está en el número 22 se la rue des Saules, al lado de los viñedos más antiguos de París.

Picasso: Acróbata y joven arlequín

Picasso: Acróbata y joven arlequín.

Picasso: «Acróbata y joven arlequín.» París 1905. Gouache sobre cartón. 105  x 76. Propiedad privada.

 

 

Reproducida en el periódico «La plume» el 15 de mayo de 1905, esta obra realizada en gouache sobre cartón de Picasso fue confiscada por los nazis en 1937 y puesta a la venta en Lucerna en la Galería Fischer el 30 de junio del 39 en la subasta:  «Vente de tableaux et sculptures de maîtres modernes provenant des musées allemands».

En 1905 el «periodo azul» ha concluido, el color va imponiéndose, tímidamente al principio, en tonalidades más ricas y variadas. Las figuras son dibujadas con gran precisión y notable es la atención que Picasso pone en las manos, alargando los dedos a la manera de los primitivos catalanes; sus manos son expresivas y se diría que transmiten sentimientos, como si ellas hablaran. En esta obra en concreto no se aprecia ese carácter expresivo de la manos, como es evidente en «El guitarrista ciego» y «La muchacha de la corneja» por ejemplo, de modo que, si rastreamos, se puede ver que es un rasgo común en ambos periodos, general en toda la pintura española.

Los dos amigos «Sebastià» de Picasso.

Una pregunta con «chispa», inteligente, a veces desencadena la inquietud y el deseo de saber más. La pregunta, de la doctora Elena Fernández del Valle, era: ¿Sebastià Junyent  era psiquiatra o un alienista como se decía por entonces?, en relación con la acuarela de Picasso «El loco» y su dedicatoria. El caso es que sabía algo sobre el señor Junyent, pero me picó la curiosidad y el resultado es algo que me ha llamado la atención y que desconocía: que Picasso tuvo en sus años de pintor en Barcelona la amistad de dos pintores llamados casi igual: Sebastià Junyent i Sans y Sebastià Junyer Vidal que fueron ambos coleccionistas de su obra y a los que él retrató. El primer retrato es de S. Junyent y se encuentra en el Museo Picasso de Barcelona.

Picasso: retrato de Sebastián Juyent. Museo Picasso de Barcelona

Picasso: «Retrato de Sebastià Junyent». Museo Picasso de Barcelona

En este retrato de su época azul, la pintura se encuentra craquelada y se ve claramente que ha soportado mal el paso del tiempo. Sebastià Junyent por su parte hizo un retrato de Picasso frente a su tela «La vida» y también en tonos azules. Este Sebastià fue representante de la primera generación de pintores modernistas y encabezó la asociación de pintores y escultores catalanes que agrupaba a grandes nombres como Sebastià Vidal, Nonell, Picasso, Gargallo…  Una muestra de su pintura es su autorretrato.

Sebastián Junyent: "Autorretrato"

Sebastià Junyent: «Autorretrato».

Su otro amigo Sebastià Junyer Vidal fue retratado por Picasso, en 1903 con una prostituta y como algo anecdótico Picasso se lo dedica:  «A Sebastián Juñer» (con ñ), castellanizando tanto el nombre como el apellido. Este Sebastià, en 1904 vivió en el famoso Bateau-Lavoir en el número 13 de la rue Ravignan, hoy place Émile Goudeau.

Picasso:

Picasso:»Retrato de Sebastià Junyer- Vidal con una prostituta»

Este retrato es un óleo sobre tela y se encuentra en Los Ángeles Country Museum of Art.

Picasso y la locura

Picasso

Picasso: «El loco». Museo Picasso. Barcelona.

 

Lápiz y acuarela sobre papel, realizada sobre dos hojas pegadas de papel amarillento. y fechada en 1904. Está dedicada a su buen amigo Sebastián Junyent. La obra perteneció con anterioridad al Museo de Arte Moderno de Barcelona. En el Museo Guggenheim de N. Y. se expone «Mendigo con perro» de la colección Thannhauser, también una acuarela de parecida factura en la que Picasso escribió «el loco». La locura y la mendicidad dos facetas del desarraigo y de la exclusión social.

¿Feliz Navidad? Picasso y sus «desheredados»…

Picasso: " Mendigos junto al mar". Óleo sobre tabla.  105 x 69. 1903. National Galley Of Art, Washington.

Picasso: » Mendigos junto al mar». Óleo sobre tabla. 105 x 69. 1903. National Galley Of Art, Washington.

Ya sé que esto no va a ser políticamente correcto, pero estoy enfadada, muy enfadada; no tanto por la Navidad en sí, desde un punto de vista religioso, sino en cómo se gestiona la idea y el despilfarro consiguiente. ¿Cómo es posible que hasta en los ayuntamientos más pequeños, con más de la mitad de la población en paro, se gaste dinero en iluminar las calles y en cabalgatas de medio pelo?; no digo nada sobre los miles y cientos de miles de euros de las grandes ciudades, de las cabalgatas y toneladas de caramelos lanzados, mientras se cierran los comedores escolares porque estamos en vacaciones de Navidad… los niños que no pueden hacer una comida caliente en sus casas, que coman caramelos, que los chupen despacio para que les duren más y así engañar al estómago, y no hablo de Biafra, hablo de este país… ¿De qué Navidad hablamos, de la que deja a los niños sin comer, de ese eufemismo que se han inventado: la pobreza energética, (estos medio comen, pero pasan frío) para no llamar a las cosas por su nombre? Últimamente las cosas no dejan de producir estupor al principio, para después dejar paso al cabreo sin más. Y si los protagonistas de estas fiestas son los niños, démosles una infancia digna. Los ciudadanos tenemos que soportar la corrupción y al tiempo celebrar unas fiestas que carecen de sentido, desde el momento en que tenemos los índices de pobreza más altos de la Unión Europea. Me niego a seguir esta broma de falsa felicidad festivalera. ¿Qué pasaría si a los Reyes Magos los descabalgáramos y llegasen como lo que eran, magos y no reyes de nada y se postraran en un portal humilde…? Quizás entonces la idea de la Navidad se correspondería con la realidad.

Unos ejemplos sobre el despilfarro (Publico.es)

945.716 €, subvención a la cafetería del congreso para comidas y bebidas de todo el personal

Gastos de limpieza: 1.400.000 más 60.000 en productos de limpieza.

1000 € para café, solo para los taquígrafos los días que se prolongan los plenos.

67.500 € en los desplazamientos gratuitos de los diputados por toda España; cada parlamentario toca a más de 22.000 €.

875.000 € en gastos de servicio de Radio-Taxi.

180.000 en los transportes de los miembros de la Mesa y tarjetas de aparcamiento.

 En resumen, para facilitar la movilidad de los diputados, 7.805.000.

Y… 600.000 € en telefonía fija y móvil que les facilita la cámara.

Picasso: «Retrato de la señora Canals»

Picasso: "Retrato de la señora Canals". 90 x70. Óleo sobre lienzo. Museo Picasso de Barcelona.

Picasso: «Retrato de la señora Canals». 90 x70. Óleo sobre lienzo. Museo Picasso de Barcelona.

 

Esta obra fue creada en el año 1905, en París. La bella modelo romana se llamaba Benedetta y fue la mujer del pintor catalán Ricardo Canals y asimismo modelo de Degas y de Paul-Albert Bartholomé para su conocida obra «Monumento a los muertos», hoy en le Père-Lachaise. Picasso ese año cambia ya los tonos fríos de la época azul y entra de lleno en la época rosa con el cuadro «El actor». Instalado en el Bateau-Lavoir, conoce a Apollinaire, quien se convierte en su mayor defensor y en la voz de las vanguardias; la fina sensibilidad de Apollinaire le permite discernir el «arte» entre todo lo que se estaba gestando en los distintos talleres. En abril de este año publica el critico y poeta un artículo en la «Revue Immoraliste» de París «Picasso, peintre et dessinateur» y en mayo, en la revista «La plume», «Les jeunes: Picasso peintre». Fue 1905 un buen año para el pintor, expone en la galería Serrurier y, lo que será decisivo, conoce y entabla amistad con los hermanos Stein, Leo y Gertrude; ella sera una auténtica mecenas para él. Ese mismo año en casa de los Stein conoce a Matisse, al que llegará a considerar el único pintor capaz de sucederle.

El cuadro en cuestión es, a mi modo de entender, una hermosa proyección de la belleza objetiva; Picasso llega a hastiarse de la emotividad, del sentimiento de la etapa anterior y abandona lo anecdótico; quiere sujetarse a lo que ve, pero idealizándolo a su pesar; reniega del exceso de romanticismo de la etapa azul, de la que decía que era: «solo sentimiento». Lo que sucede es que el pintor amplia su visión y su inconformismo le lleva a necesitar dar otro paso… y otro y otro sin cesar. Bellísimo retrato con esos tonos cálidos que contrastan con el blanco marmóreo de la piel. La simplificación magistral me conmueve.

Picasso: «Madre con niño enfermo»

Picasso: "Madre con niño enfermo". 1903.  Pastel sobre cartón, 47 X 41. Museo Picasso de Barcelona

Picasso: «Madre con niño enfermo». 1903. Pastel sobre cartón, 47 x 41. Museo Picasso de Barcelona.

 

Pintado en Barcelona, en pleno periodo azul, en el que empieza a tener cierto éxito. En Barcelona, y después en París, el artista creó cuadros emotivos, en pos de las sutilezas del sentimiento. Muchachas, lisiados, parejas famélicas, ciegos, maternidades doloridas, caras mortecinas testigos de una humanidad excluida del gozo. La tendencia de esos años de  empobrecimiento de los colores determina a su vez una simplificación de su empleo, su técnica alcanza la máxima simplicidad con toques siempre sutilísimos y lisos, lejos de cualquier abigarramiento.  A través de un estilo impecable, estas obras siguen siendo intensamente dramáticas. Otros hubieran caído en lo patético o lo melodramático, pero él con medios puramente plásticos logró salvar lo anecdótico.

Leonardo Borgese, en el «Corriere della Sera» el 23 de septiembre de 1953, dice: «… si la historia fuera una cosa seria debería … demostrar que el Pablo Picasso de 1901 a 1906 sigue siendo el más vivo y el más interesante…»

Desde entonces ha llovido mucho y él ha transformado el panorama artístico. Personalmente es, junto a la época rosa, el momento que más me atrae y emociona, pero gracias a su genio hemos podido comprobar todas las puertas que abrió, fagocitando el siglo; otro posiblemente se hubiera quedado ahí, pero Picasso, al inicio de su carrera, poseía ya el dominio de las relaciones cromáticas, la seguridad del trazo, de la composición, como buscan los artistas de gran experiencia a lo largo de toda una vida. Bellísima esta maternidad.