
Hibisco rosa. Foto: Bárbara

Begonias. Foto: Bárbara

Begonias. Foto: Bárbara

Begonias. Foto: Bárbara
En Estepona, localidad costera de la llamada Costa del Sol malagueña, no hay centímetro de pared ni enrejado que no luzca orgulloso infinidad de macetas que el servicio de mantenimiento del Ayuntamiento cuida con verdadero mimo. Las paredes pulcramente encaladas reflejan el sol que en este mes de septiembre calienta, pero no agobia, pues la brisa marina dulcifica el ambiente. Si uno deja el paseo marítimo y se sumerge en las callejuelas del pueblo, un sinfín de casitas blancas muestran todo el encanto de los pueblos andaluces tocados por la gracia de alguna deidad que se refleja en la multitud de maceteros, macetas y parterres cuajados de flores. Algunos rincones recuerdan las callecitas ibicencas; todo es limpio, cuidado y hermoso. Todo induce al relax y al «dolce far niente».