En el post anterior, El Pabellón Español de la República Española, se reprodujo la maqueta hecha por el autor y la citada fuente que Calder regaló al Pabellón y que no pudo firmar por su condición de extranjero. Las autoridades francesas solo permitían que en cada pabellón expusiesen los del país correspondiente y en todo caso artistas franceses. Cuando Calder se enteró de lo que se estaba montando en París, quiso exponer con sus amigos españoles y la única forma en que pudo fue donando la Fuente de Mercurio al Estado Español. Calder había regresado a París tras una ausencia de cuatro años y, acompañado de su amigo Miró, recorrió las instalaciones en construcción. «Sandi», como llamaban los amigos artistas españoles a Calder, supo que se iba a exponer el «Gernika», el «Payés catalán en rebeldía» de Miró y «La Montserrat» de Julio González. El mismo arquitecto responsable de la construcción del pabellón, Sert, le dijo que no podía aceptar sus servicios por no ser español.
La historia de la fuente de mercurio tiene su gracia; parece ser que la primera fuente de mercurio la construyeron los árabes en el salón oriental o salón rico de Medina Azahara o en el Alcázar de Córdoba.
A los pocos días llegó de España una fuente de mercurio que se construyó para la Exposición Internacional del 29 en Sevilla; dicha fuente, que era de mármol, no tenía valor artístico alguno e inmediatamente Calder se ofreció para reformarla. Colocó dos varillas paralelas, como un puente, de un extremo al otro del estanque circular; sobre ellas, tres bandejas a distinto nivel sobre las que iba fluyendo el metal que, al rebosar de una a otra, caía sobre dos elementos que obstaculizando el fluido originaba dos cascadas. El metal líquido surgía por un fino surtidor; además incluyó un elemento móvil, una varilla vertical que, por el efecto del metal fluido, vibraba continuamente. La fuente tuvo un éxito tremendo y los visitantes arrojaron monedas para ver como flotaban sobre el mercurio; se llegaron a recoger 15.000 francos. Para el gobierno republicano español, en plena guerra civil, la fuente tuvo un gran valor simbólico de la riqueza mineral de Almadén. De la parte superior de la varilla colgaba otra con un disco rojo en un extremo y en el otro la palabra Almadén en alambre de cobre. En la actualidad la fuente se encuentra en la Fundación Joan Miró de Barcelona como un deposito de la Fundación Calder.
Muy interesante la fuente…y su historia.
Muy curiosa la historia; lo que más me ha sorprendido es que fueran los árabes los primeros que hicieron una, hay que ver todo lo que debemos a la cultura árabe.
Tienes toda la razón. Y el estancamiento de esa cultura es una lección para nosotros, que creemos invulnerable y eterno nuestro liderazgo y progreso infinito
Claro! Cuando pienso en que toda la filosofía griega la tenemos gracias a ellos y en cómo floreció Granada… lo que fue Al Andalus…