Desde la tumbona, el cielo, por la contaminación lumínica, es una masa difusa. Solo a lo lejos se veía el resplandor de la ciudad causante de esa carencia a la que estamos acostumbrados. Hacía solo unos días que habíamos vuelto de Lanzarote, donde por primera vez en toda mi larga vida había asistido al resplandor de la oscuridad, al hecho asombroso de ver el cielo tal como es: un tapiz cuajado de estrellas que titilan sin parar. Íbamos andando por una carretera desierta desde la urbanización al pueblo costero más cercano con idea de cenar allí; el campo era un desierto de lava volcánica sin ningún signo de civilización en kilómetros a la redonda, nada ni una casa, solo cielo y tierra y al mirarlo me sentí tan abrumada por aquella inesperada belleza que rompí a llorar; el corazón me latía con fuerza, hipnotizada no podía apartar la vista hasta que sentí dolor en el cuello. Y ganas de caer de rodillas y rendir así mi homenaje al espectáculo más hermoso que nunca había visto. ¡Qué pequeños somos, pensé!, al tiempo que me invadía un extraño sentimiento de serena felicidad. Después, fue una borrachera de sensaciones. Sabía que nunca podría olvidar esa noche en la que descubrí el firmamento. Ahora, observo desde la terraza del ático el mismo cielo, pero al que hemos tapado en pago por la «civilización». Aun así la noche es tranquila; en la terraza y en silencio miramos sin ver más que eso que se parecía al cielo, pero que no es más que un remedo. De pronto, desde detrás de una de las chimeneas del tejado, dos lechuzas pasaron por encima de nuestras cabezas en un vuelo rasante que nos dejó sin palabras.¡ Qué hermosas eran! Sin duda era un regalo de la diosa de ojos glaucos, Atenea, que se repitió varias noches seguidas.
Conozco esa sensación que nos lleva cuando vemos un verdadero cielo
Es realmente impresionante, no he vuelto a ver un cielo como el de esa noche. Sin duda por eso está en las Islas Canarias ese observatorio del que ahora no recuerdo muy bien el nombre, pero creo que está en El Roque de los Muchachos. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo!
The photograph is of a Barn Owl and for several years I was searching for them on behalf of a wildlife group to record their numbers. Their numbers here are very low here! Such beautiful creatures and still humanity continues to destroy their habitats.
La humanidad no tiene remedio. Hemos destruido no solo el hábitat de las lechuzas, pienso en la cantidad de especies que están en peligro de extinción y todavía se permiten safaris en África para cazar y para el disfrute de algunos ricachones.¡ Me indigna de verdad! Gracias Ashley por ser también sensible a este respecto. Un abrazo grande que llegue hasta Irlanda del Norte.