
«Silueta de dos árboles, tras un curso de agua», 1900-1902

«Àrbol gris», 1911

«El árbol horizontal», 1911

«Manzano en flor», 1912

«El árbol A», 1913
De la pintura paisajística primera, Mondrian se va acercando a la naturaleza de forma distinta, despojándola de lo accesorio, como consecuencia del impacto que el cubismo tuvo en él. Su estancia en París, en 1911, cómo no, le hace replantearse ese acercarse al paisaje, pues nunca dejó de inspirarse en la naturaleza, pero buscando la esencia, sintetizando las formas, reestructurando el espacio para llevar a término su propio camino. Su evolución es evidente en esta serie de cuadros.