
Fachada, detalle de la Catedral. Florencia. Fotos: Bárbara

Uno de los rosetones de la fachada. Foto: Bárbara

Frontispicio. Foto: Bárbara

Fachada principal. Foto: Bárbara
La primera vez que vi il Duomo fue un día claro y luminoso de otoño. Tras instalarnos en el hotel y salir a recolectar imágenes para el recuerdo, fue lo que salió a nuestro encuentro a modo de promesa bellísima. Por suerte nuestro hotel estaba tan cerca que teníamos que pasar por delante a cualquier hora del día o de la noche y, siempre estaba más hermoso o así me lo parecía; con la lluvia o bajo un cielo gris, sus piedras me hablaban de otros tiempos, como si Florencia habitara en mí desde siempre. De esta manera, al tenerlo tan próximo, era lo primero que veíamos al salir a la calle y se convirtió en algo tan cotidiano, tan cercano, como el tañido de las campanas que oía desde la cama; algo así, casi familiar, que me hizo sentir que no estaba de paso, que ya formaba parte de esa maravilla que es Florencia; desde cuándo, no lo sé; lo que sí sé es que debo volver en cuanto pueda.
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No me extraña que te fascine. Me da envidia que hayas llegado a sentirlo como algo tan cotidiano.
Un abrazo.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Pues algo así como lo que te pasó con Marruecos, sentir que estás en tu casa y que lo conoces desde siempre. Muchas gracias, estimado Alberto. Y ya sabes, si te hospedas en el Hotel Paris, lo verás a todas horas.
Tomo nota para la próxima vez.