Georges de la Tour es uno de los pintores más fascinantes y misteriosos de su época. Los pocos datos que se tienen sobre su biografía acrecientan ese halo que rodea tanto su vida como su obra. Los interiores íntimos con escenas domésticas reflejados a la luz de una vela hacen del claroscuro la fuente de inspiración casi mágica que nos introduce en espacios místicos de espiritualidad manifiesta. Sabemos que La Tour nació en 1593 en Vic-sur-Seille y que murió por la peste en Lunéville en 1652.; trabajó para el duque de Lorena y se cree que viajó, con anterioridad, a Italia por su estilo y su gran admiración por Caravaggio, con el que comparte similitudes. Los nocturnos caracterizan su última época, de la cual hay que destacar, entre otros, «San José carpintero». Pese a haber triunfado sobradamente en vida, su obra permaneció en el olvido durante siglos; fue gracias a varios investigadores, entre ellos el historiador de arte Herman Voss, quien en el siglo pasado lo rescató del olvido, que sabemos hoy lo que sabemos. La Tour no fechó ni firmó casi ninguna de sus obras, hecho que arroja más sombras sobre su cronología de por sí oscura. Georges de la Tour es un pintor popular y asequible, cuya obra llega directamente al público con la emoción que transmite una obra singular de gran belleza.
What beautiful light in these paintings.
Esa luz les dota de un ambiente especial, intimo y misteriosos.
Un abrazo.
Interesting, the only one of his paintings I have seen ‘live’ is «St Jerome» – belonging to Nationalmuseum in Stockholm… 🙂
La Tour estudia como nadie el claroscuro; el S. Jerónimo es un cuadro magnífico. Muchas gracias Ledrake!
Un abrazo.
¡Qué maravilla de cuadros, Bárbara, creo que me pasaría horas mirándolos!
Es todo un maestro de la luz.
Un abrazo.