Nunca la había visto antes; entre las otras plantas destacaba por su sobriedad y rareza; nada en su color llamaba la atención, pero sus pesadas hojas, carnosas, reinaban por su quietud elegante mientras a su alrededor las palmeras se desentumecían tan solo con una leve brisa…
Esta planta es un Kalanchoe Beharensis. Kalanchoe oreja de elefante o Kalanchoe de Madagascar. Es una planta que cultivo en mi terraza y que pronto tendré que regalar a alguien que tenga jardín porque alcanza un tamaño considerable. Es una planta bellísima y de porte misterioso. Muy fácil de cultivar y de trasplantar, ya que hace brotes en el pie que se desgajan y agarran fácilmente. Un saludo.
Te agradezco el comentario doblemente, por la información y por pasarte por aquí; conocía un tipo de kalanchoe pequeño con inflorescencias que van del naranja al rojo y que se pueden encontrar fácilmente en los viveros, pero esta variedad no la había visto nunca y realmente es fascinante y como dices, misteriosa: me impresionó por su tamaño, no me extraña que no te quepa en la terraza… aunque te dará pena desprenderte de ella.
Muchísimas gracias, Juan.
Un fuerte abrazo.
Muy bonita, como tus palabras.
Un abrazo.
Es espectacular, me impresionó.
Muchas gracias, Isabel: eres un encanto.
Un abrazo bien grande.
La has definido muy bien, Bárbara: «extraña belleza». Yo dría casi «belleza gaudiniana» 🙂
Sí, sí tienes toda la razón!
Un beso.