El plátano o bananero tiene una estructura que para los que no tenemos ni idea de botánica es especialmente sorprendente y muy bella; del centro de los seudotallos nace directamente a partir del rizoma una inflorescencia que en posición vertical semeja un enorme capullo púrpura que al abrirse muestra una espiga con hileras dobles de flores agrupadas en racimos de 10 a 20. El sol doraba los bananeros a primeras horas de la mañana y una parecía estar fuera del tiempo en un clima benigno y tropical.
¡También sabes de botánica, si Rafael Sanzio viviera hoy te incluiría en la Escuela de Atenas! 🙂
No tengo ni idea, pero la naturaleza me sorprende y me maravilla y mi ignorancia me hace buscar e informarme, de modo que aprendo con la misma ilusión que una colegiala, Deben ser los genes del abuelo!¡ Mon dieu… que cosas dices!… Jajaja.
Gracias estimada Bárbara, me has sorprendido una vez más con tus detalles de la naturaleza.
Abrazos tropicales.
La Naturaleza, querido Demían, es tan maravillosa, tan sorprendente que si estamos atentos no deja de asombrarnos y de enamorarnos…Se lo decía a Joaquín , tuvimos un abuelo que era un apasionado de la flora y la fauna de todo el planeta, ese al que la actividad del hombre castiga y maltrata y ese hombre apasionado nos debió inculcar su perpetua curiosidad y su amor por todas las criaturas vivas…
Un montón de abrazos tropicales!