Me han regalado esta higuera verdal, esa que da higos y no brevas, y desde que llegó no paro de mirar los higos, que se asoman por la ventana del comedor; por la noche, con la fresca -es un decir-, desde la tumbona la observo y me siento como una niña con zapatos nuevos. Los árboles, esos seres vivos que nos acompañan, son el mejor regalo que una puede recibir.
Tienes toda la razón, Bárbara. Como la artista que eres, captas la belleza y la importancia de aquellas cosas que Dios nos ha dado y que la mayoría somos demasiado ciegos para valorar ¡Enhorabuena!
Tuve un maestro en esto de amar la naturaleza, un ser adorable que se emocionaba con el insecto más pequeño… tú ya sabes. Los genes mandan también. Muchas gracias por tus piropos y un besico.
Sí, ya sé a quien te refieres. ¡Qué pena para mí no haberlo tratado más! Mi hermano Javier heredó ese amor a la naturaleza.
Le darás recuerdos de mi parte?
Me siento como un niño con zapatos nuevos. ¡Qué hermosa expresión y un árbol precioso, Barbara.
Un fuerte abrazo ❤
Hanna
¡Asi estoy, super contenta!!! No hay nada más bonito… Muchas gracias!
Mil, bien fuertes, querida Hanna!
Bárbara, querida… ¡Qué preciosidad! Desde luego es para estar contemplando esa belleza inmensa que regala la naturaleza. Hasta el calor se disipa…
Disfruta ese magnífico regalo.
P.D. Tengo que añadir -sin segundas intenciones, por supuesto- que me gustan los higos y no las brevas.
¡Me paso el día mirándola! Estoy feliz… y mimándola, a ver como se porta!
Estás invitado!!!
Un fuerte abrazo, querido Pablo!
Muchísimas gracias por esa invitación que acepto encantado, Bárbara. Será un placer. 🙂
Una higuera!!!!! que suerte… recuerdo de niña en un pueblecito de veraneo mi madre y yo nos levántámos prontito y teniamos una hermosa higuera muy cerca, ibamos con pan y agua (no vino ya que yo era pequeña) y allí desayunábamos ufff … que placer. Ya me dirás en septiembre como está y si no estás muy lejos… te acompaño en los desayunos!!!!!
Esos momentos tan placenteros de la infancia no se olvidan ni el olor de la higuera ni el calor del verano… Sería estupendo poder compartirlos, un auténtico placer y un gustazo conocerte… Cuándo quieras, querida Rosa!!!
Un abrazo bien grande!
A la pregunta de Bárbara: ¡por supuesto que lo haré!
Gracias, guapo.