La imagen del Buda de la dinastía Gupta -la edad de oro del arte indú- intenta reflejar lo humano idealizando la figura de forma que se transmita la serenidad extrema, la paz y alegría interior propias del ideal budista. La máxima expresión de esta religiosidad llena de dulzura son las figuras del Buda creadas en Samath durante la época Gupta. Esta dinastía se fundó en el norte de la India hacia el año 320 cuándo la presión militar y política ejercida sobre los reyes Andhra hacen desparecer el arte de Amaravati, y reinó hasta el año 650 alcanzando las artes visuales y la literatura escrita en sánscrito su máximo apogeo, influyendo las fábulas en el mundo musulmán (Las mil y una noches) y en el mundo Occidental (Chaucer, Boccaccio, Lafontaine…). La famosa obra de Kalidasa, el mayor poeta y dramaturgo de la India, «Sakuntala» influyó en muchos escritores europeos, entre ellos Goethe.
¡Que figura más bonita!
Es bella y equilibrada e invita a la meditación. Celebro que te guste.
Un abrazo.
¡Estando en Londres, espero que se libre de la iconoclastia de los yihadistas!
No quiero ni pensarlo; ahora me preocupa la situación de Palmira…
Es cierto, transmiten una gran sensación de paz y serenidad.
Y aún no queriendo ser demasiado mala, transmite bastante más serenidad, que algunas otras imágenes de algunas otras religiones 😉 😉
Besetes, mi querida…
¡Tienes toda la razón!
Verdaderamente la imaginería católica, por ejemplo, es tremenda, santos y mártires lanceados, ensartados en flechas, comidos por los leones, quemados…dolor y sufrimiento por doquier.Ah, y el infierno…! En fin.. si hay que ser mala,,, se es!
Un abrazo, querida María.
No son retratos de un personaje, sino de un estado interior.
Es evidente y ese estado es el mejor para estar en paz, que no es poco.
Muchas gracias, Elena.
Un abrazo grande.
Reblogueó esto en Árbol Estelar.
Vuelvo a darte las gracias!!!
Un abrazo.