En la provincia de Huesca se encuentra, en Villanueva de Sigena, el Monasterio de Santa María, de estilo románico tardío y luego cisterciense. Fue panteón real de la corona de Aragón y se fundó en 1188 por Doña Sancha, esposa del primer rey de Aragón, Alfonso II.
La iglesia monástica es una parte del gran monasterio; tiene planta de cruz latina con transepto más largo en su lado norte por el añadido del panteón real. La nave es de gran altura, con bóveda apuntada y rematada en ábside de tambor. La portada del templo consta de catorce arquivoltas que le otorga un especial ritmo geométrico.
La sala capitular constituye el ejemplar más completo de pinturas de salas capitulares anteriores a 1250 de las que han llegado a nosotros, como las de la catedral de Puy, la abadía de Bauweiler, la catedral de Worcester o el monasterio de Lavaudieu.
Un hecho a destacar es que fue en Villanueva de Sigena donde nació Miguel Servet, descubridor de la circulación menor de la sangre, que fue condenado a muerte como hereje por Calvino en 1553.
No he estado nunca, pero por las fotos debe ser impresionante. ¡Gracias, Bárbara!
Lo que pondré mañana sobre el Monasterio te va a sorprender y a gustar y no te digo más…
Un abrazo !
Maravillosa portada por su simplicidad, por esa sugerente multiplicidad de arcos. Espero impaciente las fotos que publicarás mañana. Un abrazo.
Sí que es de gran belleza, no necesita adornos de ningún tipo.
Muchas gracias por tu presencia, querido Antonio.
Un fuerte abrazo.
Bellas imágenes, noticias desconocidas para mí, y esa mención al ilustre sijenense Miguel Servet. Servet es una figura apasionante y no demasiado conocida de la historia. Médico, pero sobre todo teólogo, llegó al descubrimiento de la circulación menor estudiando religión. Perseguido por católicos y protestantes, acabó en la pira por orden de Calvino para convertirse en mártir de la libertad de conciencia.
Tenemos una riqueza monumental por toda nuestra geografía impresionante…
Tienes toda la razón, la figura de Miguel Servet no tiene el reconocimiento que se merece, la historia es cicatera, en muchas ocasiones, cuando esta es escrita desde según que directrices marcadamente ideológicas; Servet siempre me ha parecido una figura fascinante.
Muchas gracias, estimado Pablo.