Foto Aurelio
Las flores de los cactus son tan efímeras como bellas; su corta vida las dota de una sorprendente fragilidad, que hace que las estemos acechando para no perdernos el momento en que se abran y así poder disfrutarlas en todo su esplendor. Esta en particular me recuerda a las que tuvimos de unos nenúfares: el mismo color y la misma forma de los pétalos, aunque no tuvieran nada que ver las unas con las otras. Y en la foto, como contraste, debajo de ella las púas del cactus como metáfora de la vida.
Bellísima!!!
La naturaleza es así de bonita. Muchas gracias Selene!
Un abrazo.