Pedro Pardo, escultor
Sin titulo, escultura c.a 1986
Esta escultura de Pedro Pardo, que nos regaló, tiene el valor añadido de contener parte de sí, un cálculo biliar que insertó en el centro y nos ofreció junto con su amistad inquebrantable. Pedro era así, basta mirar su sonrisa socarrona y sus ojos de mirada bondadosa que se volcaba en el párpado amigo. Pedro cantaba acompañándose a la guitarra y cuando cerraba los ojos y entonaba «Alfonsina y el mar», nos transportaba y nos emocionaba con el sentimiento que ponía en cada palabra de esa bella y trágica canción. Con Pedro formé parte de uno de los grupos que participamos en las jornadas del Arte en las Escuelas, organizada por la Comunidad Autónoma de Murcia. Una iniciativa fantástica que nos llevó a convivir con los niños de unas escuelas de los pueblos de la Región; durante una semana, los niños no tenía clase, solo talleres de pintura, cerámica, escultura. fotografía… que impartíamos nosotros; recuerdo que un niño con discapacidad no se separó de Pedro en todo el tiempo, se aferraba a él, intuyendo, sabiendo toda la bondad que él encerraba, ese niño fue su apéndice; los niños no se equivocan. Ricardo Zaragoza era el fotógrafo de nuestro grupo, otra bellísima persona con un humor increíble que, junto con Pedro, cantaba todas las canciones del Dúo Dinámico mientras el seiscientos nos llevaba a los pueblos. Fueron unas jornadas maravillosas en Villanueva y en La Paca, un pueblo perdido donde también convivimos con los padres de los alumnos, pues nos abrieron sus casas de par en par. Durante esa semana tuvimos que dormir en las casas de los vecinos, porque estaba el pueblo demasiado lejos para ir y venir todos los días; era maravilloso ver como todo el mundo se volcó con esa iniciativa, que definiría no solo de cultural, sino también y sobre todo de convivencia. Con Pedro solo tengo buenísimos recuerdos, momentos desternillantes, brillantes, hermosos… así son los mejores amigos, los amigos del alma. Allí donde estés Pedro, no nos olvides. Algún día volveremos a encontrarnos y volveremos a oír tu risa, tu fantástico sentido del humor.