De la tierra y la muerte
Tú no conoces las colinas donde se derramó la sangre.
Todos huimos,
todos arrojamos
el arma y el nombre. Una mujer
nos miraba al huir.
Solo uno de nosotros
se paró con el puño cerrado,
vio el cielo vacío,
inclinó la cabeza y murió
bajo el muro, callando.
Ahora no es más que un guiñapo de sangre
y su nombre. Una mujer
nos espera en las colinas.
Del libro «Poesías completas». Edición de Italo Calvino que fue el que ordenó cronológicamente los poemas. Colección Visor.