El espejo roto (relato corto)

Las avispas zumbaban allá abajo. En el jardín, los helechos formaban un alto tapiz; los gorriones iban de un árbol a otro en vuelos cortos sin aparente sentido. Las arañas tejían sus telas y, a pesar de ese trajín, todo parecía paralizado, sordo, sin sonido. Pero al salir, al abrir la puerta el sol la cegó y se paró aturdida, mareada. El día había comenzado sin ella. Y ella se volvió arrepentida. Dentro de la casa bajó las persianas. En la cocina miró por la ventana, el toldo del patio interior la protegía de la luz y se quedó quieta en la puerta; bajó los escalones y se dejó caer en la tumbona, El toldo estaba sucio, pensó al mirar hacia arriba. De las cocinas vecinas le llegaba los ruidos apagados, aún era temprano, se dijo, aunque algunas cocinaban ya preparando las comidas. Ella no tenía para quién cocinar, mejor, pensó; encendió un cigarrillo y tiró la ceniza sobre las piedras blancas. Pensó en los cantos rodados de los ríos, en el canal y en los baños del verano, allá en el pueblo de sus abuelos. Sintió su vida de pronto como una losa. Y se pensó como un espejo roto.

9 pensamientos en “El espejo roto (relato corto)

  1. Es un relato de mucha belleza. Es como mirar través del lago profundo que la perspectiva del tiempo da, y dimensionar todo lo vivido.
    Finalmente la vida siempre tiene la Razón y lo sentido, no está más que a la altura de nuestra propia conciencia.
    Muchas gracias, querida amiga. Un abrazo fuerte e inconmensurable.

    • Estimado Demian, tus comentarios, ya lo sabes, me llenan de satisfacción y de alegría; tienes una forma muy profunda de entender las cosas.Y es cierto que la vida siempre tiene la Razón.Muchas gracias siempre a ti y un abrazo grandísimo en la distancia.

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