
Foto: Bárbara

Foto: Bárbara

Foto: Bárbara

Foto: Bárbara

Foto: Bárbara

Foto: Bárbara
Uno no se cansa de pasear por la Boquería y por sus calles aledañas. Y no solo por ver los distintos puestos con los productos más frescos venidos del interior y de la costa, sino por degustar lo que te entra por los ojos. Y cuando llega el momento de tomar una «serveseta» con cualquiera de las delicias que te hacen al momento, puedes encaramarte a un taburete y así seguir inmerso en el bullicioso ambiente o bien salir a los bares colindantes donde aún compartes el clima del mercado. A mí particularmente me encantan los erizos de mar y no digamos los caracoles con mucha pimienta y alioli, de modo que salgo de allí salibando y contenta como unas castañuelas. Si pasan por Barcelona, no dejen de ir y tomar un buen aperitivo. ¡Ya me dirán!
Muy buenas fotos y reportaje. Gracias, Bárbara.
Me encantan los mercados y los mercadillos y el de la Boquería es una fiesta para los sentidos. Hace tiempo ya que no voy a Barcelona y ya me pica el gusanillo… Muchas gracias, estimada Isabel.
Un fuerte abrazo.