
Madreselvas. Foto: Bárbara
Madreselvas en flor… Este año las madreselvas no han parado de crecer y el balcón está prácticamente cubierto y lleno de flores. Cuando las veo y me envuelve su olor, me acuerdo del tango y del gran Gardel. Por las noches, con el balcón abierto, una se siente nostálgica y las notas vienen de lejos… pero siempre con su voz. El tango para mí siempre será Gardel.
Momentos de melancolía y alegría nos envuelven a lo largo de toda la vida. A veces llegan sin motivo aparente y otras veces como un regalo de armonía y serenidad que dan olores especiales de la naturaleza. La madreselva está más generosa y aromática en temporada de lluvia (bien que se nota). Le gusta a mi madre y a mi las campanillas azul-violeta tenue que florecen más en invierno.
Un enorme abrazo como el de todas las flores humildes que son el ornato de hogares y bosques.
Su perfume es una delicia. La variedad que tengo florece profusamente en verano y sus flores son blancas y amarillas; las de color azul-violeta nos las he visto, pero deben ser preciosas. Hace poco he comprado un jazminero de Madagascar cuyas flores son muy grandes en comparación con el común y su olor es impresionante y me tiene fascinada…
¡Qué regalos tan fantásticos nos da la naturaleza!
Un abrazo grandísimo, querido amigo.