
Foto: Bárbara
En esta época del año todo se viste de verde y rojo. A mí, curiosamente, la flor de Pascua me recuerda a otras latitudes donde se celebra la Pascua en mangas de camisa. Era cuando vivía en las Islas Canarias y cuando, para ir todos los días al Instituto, tenía que atravesar el parque de la ciudad de Tenerife; allí la flor de Pascua formaba hermosos arbustos que contrastaban con los enormes bambúes que formaban un pasillo lateral tan espeso que parecía la nave de una catedral; se unían allá en lo alto y yo me sentía allí al abrigo de cualquier contingencia. Era un lugar realmente hermoso. Por estas fechas, compramos la flor de Pascua para adornar nuestras casas; personalmente es lo que más me habla, me dice que llega la Navidad, al margen de las creencias religiosas que cada uno pueda tener: es un tiempo de reencuentro familiar, de amistades, de celebración y, al fin, de regeneración, de promesas de que la vida sigue, aunque en el año que termina algunos seres queridos se hayan ido para siempre. Por esto último es, como la vida misma, una mezcla de sentimientos que nos deja un sabor agridulce.
Une belle définition de la symbolique de cette fête qui réunit les gens de bonne volonté, avec uncoeur rouge comme la fleur de Pâques 🙂
Pourvu que nous tous avions tout l’année les mêmes sentiments d’amour et bonne volonté! Merci, Phédrienne