
Retrato de Flora Tristán
Quizás conozcamos a Flora Tristán Moscoso como la autora de «La emancipación de la mujer», una de las obras más conocidas de la autora que sienta las bases del feminismo y lucha toda su vida por los derechos igualitarios de la mujer. Flora sufre en su propia carne los prejuicios de la época, primero como mujer e hija ilegítima -su padre nunca la reconoce legalmente- y con posterioridad en su condición de separada de su marido en una época en la que en Francia era ilegal. Su madre es francesa y ella nace en París el 7 de abril de 1803; su padre, coronel de la armada española, es de origen peruano y al fallecer este no puede heredarle, de modo que, aunque tuvo una infancia feliz, a su muerte todo son dificultades y estrecheces. Flora trabaja desde muy joven en un taller de litografía y termina casándose con el dueño, con el que tuvo tres hijos, uno de los cuales fallece, quedándose su marido con el mayor: tras años de maltrato, consigue al fin separarse de él. Se queda sola con su hija pequeña Aline, quien sería al correr de los años la madre del gran pintor Gauguin. Toda una vida que parece sacada de una novela. Flora busca en América un futuro menos ingrato; marcha a Perú y en la capital, Lima, tampoco consigue el amparo y apoyo de la familia; estas amargas experiencias las vierte en el libro: «Peregrinaciones de una paria». Flora decide poner rumbo a Londres donde siente y vive las terribles situaciones en que vivía el proletariado; de esa experiencia nace «Paseos por Londres». Al volver a Francia su ex marido, André, intenta asesinarla y es condenado a 20 años de trabajos forzosos. Flora se convierte en una activista del partido socialista, publicando en 1840 «La Unión Obrera» y seis años más tarde «Emancipación de la Mujer». La obra de Flora Tristán en su lucha por los derechos de los trabajadores y de las mujeres es una semilla que fructifica al correr de los años y sienta las bases de una nueva visión del mundo obrero. Muere a los 41 años; sin duda el tifus impide que esta valerosa luchadora nos legue más de esa su nueva y liberadora visión del mundo.
¡Qué admirable me parece esa actitud de resistir y no rendirse nunca! ¡Y la de poner sus ideas por escrito para que los demás puedan aprovecharlas!
La vida no fue precisamente generosa con ella, y su lucha nos da la medida de su talla. Un abrazo, guapo!
Tenía una personalidad y un carácter muy fuerte. Lo necesitaba para abrirse paso en ese siglo tan convulso pero ,a la vez, tan rico en ideas nuevas.
Debía ser todo un carácter. Gracias, querida Isabel por ponerme sobre la pista. Ya sabemos a quién salió Gauguin…
Un abrazo grande.
Que mujer, luchadora de verdad! Como fue la vida de la madre de Gauguin, siguió los pasos de la suya?