
Delacroix: La Liberté guidant le peuple
Todos los amantes de la historia deberían leer «Instruction de Lyon» de Joseph Fouché. En un texto magnífico, Stefan Zweig, bajo el titulo de «Fouché el genio tenebroso», nos disecciona al enigmático personaje que tan decisivamente participó en la política francesa en los años de la Revolución, del Directorio y del Imperio, nacido en la Bretaña en 1759 y fallecido en el Imperio Austriaco, en Trieste, en 1820. Religioso y jacobino, se distinguió por su activismo revolucionario y fue uno de los encargados de implantar el Terror en las provincias; votó por la ejecución de Luis XVI y puso fin a la dictadura de Robespierre y su Comité. Este político intrigante sumamente hábil, después de pasar por la cárcel, consigue el apoyo de Paul Barras, siendo amnistiado y nombrado agente diplomático del gobierno. Ministro de la Policía, propició el golpe de estado que llevó al poder a Napoleón Bonaparte. Durante las largas campañas napoleónicas, en ausencia del emperador, Fouché controlaba todo el poder creando el llamado gabinete negro, una oficina de censura de prensa. Astuto y maquiavélico conspiró para el retorno de los Borbones y ello no obstante, aceptó el ministerio del interior cuando Napoleón regresa de Elba. Superviviente nato, camaleónico, encabezó el gobierno provisional que se formó tras la derrota de Napoleón en Waterloo y contribuyó al retorno de Luis XVIII; no obstante tuvo que huir de la ley del mismo rey estableciéndose en Trieste donde fallece, multimillonario y siendo Duque de Otranto. De forma muy esquemática y sucinta, esta aproximación al personaje poliédrico de Joseph Fouché me interesa sobre todo por ser el primero que redactó un manifiesto comunista.
Personaje intrigante sin duda. Gracias por la recomendación
Y con una vida apasionante y rocambolesca. Muchas gracias, Refa Gant.
Un saludo.
Fouché es uno de los personajes más fascinantes de la Historia Contemporánea. Al lado de sus frases y actos, «El Príncipe» de Maquiavelo esl el Kempis 🙂
Tienes toda la razón, querido Joaquín. Un abrazo siempre cariñoso.