
Vidrieras de La Sagrada Familia. Foto: Bárbara

Vidrieras de La Sagrada Familia. Foto: Bárbara
Las vidrieras de La Sagrada Familia, como las de las catedrales góticas o las de sencillas iglesias como las que hiciera Matisse en Saint-Paul-de-Vence, en la capilla del Rosario, juegan con la luz de una manera tal que nos sobrecoge y emociona. La luz, elemento fundamental para los pintores de todos los tiempos, se vuelve obsesión para los pintores impresionistas como Renoir, que buscan en la Provence la claridad del Mediterráneo. Pero no solo los impresionistas, Picasso, Cézanne, Matisse y un largo etc. de artistas, como Cocteau, abandonan París para instalarse en la Costa Azul (Antibes, Aix-en-Provence, Mugins, Niza…) que los acoge y los seduce con esa luz y esos colores bañados por el mar.
El efecto de la iluminación que producen esas vidrieras debe ser mágico
Toda ella es fascinante; es una joya lo que tenéis en Barcelona.