Las tiendas de barrio antiguas tienen el encanto de haber parado el tiempo. Parecen intemporales, con artículos inimaginables como son las tripas para embutir, el mejor pimentón para adobar y animalitos jocosos como cerdos y corderos sonrientes ajenos al destino que les espera. Paseando por el Barrio Húmedo de León, por sus deliciosas callejuelas, una se encuentra con esos escaparates ante los que hay que detenerse para sentir los ecos de otro tiempo; los sacos ordenadamente alineados con legumbres a granel me transportan a la infancia.
Me gusto mucho ese barrio húmedo de León y más todavía porque lo recorrí con amigos queridos.
Besetes, Barbara.
Tiene mucho encanto y mucho ambiente.
Muchos besos María.
Tienes razón en tus palabras, Bárbara, me encantaría visitarlo. Me encantan los escaparates de las tiendas tradicionales preparados «con mimo».
Y si además, como dice María, lo recorres en buena compañía mucho mejor.