Tras la independencia de India y la división de la misma en dos, se crea el Pakistán musulmán al noroeste y al noreste la zona indú, que posteriormente se convirtió en Bangladesh. Lo más traumático fue la fractura de la provincia del Punjab cuya capital, Lahore, fue cedida a Pakistán; como consecuencia se produjo un gran movimiento migratorio desde el norte, dando lugar a lógicas fricciones debidas a las diferencias étnico-religiosas. Gandhi, con gran pesar, no pudo evitarlo y Nehru, en 1947, decidió crear una nueva capital para las provincias del Punjab y Haryana a la que denominó Chandigarh en honor a un fuerte-fortaleza dedicado a la diosa Chandi. Tras varias vicisitudes, finalmente Le Corbusier se hizo con el proyecto, que consistía en el descongestionamiento de los centros urbanos, vías rápidas y el incremento de zonas verdes. La unidad básica era «el sector», autosuficiente, subdividido en unidades vecinales de 150 familias más o menos. La propuesta de Le Corbusier hace una analogía con el cuerpo humano. Le Corbusier trabajó en el proyecto desde 1951 a 1965, año en que murió. Esta ciudad, hermosamente utópica, es un gran legado de urbanismo, arquitectura, paisajismo, escultura, pintura e interiorismo. En todo, Chandigarh es una ciudad excepcional.

Palacio de la Asamblea. Le Corbusier

Jardín Pinjore. Le Corbusier.

Edificio de la Universidad. Le Corbusier
La India es un país sorprendente: lo más tradicional y atávico coincidiendo con lo más futurista y rompedor.
De tremendos contrastes y de pobreza extrema. La India debe ser igualmente fascinante; los rasgos de los indues, con esos enormes ojos tan profundos y su alegría innata me conmueven, son gentes fuertes con un gran espíritu… me admiran.
Recuerdo haber leído los hechos que tu mencionas sobre la independencia de la India y el Paquistán en la novela «Esta noche la libertad» de Dominique Lapierre y Larry Collins hace muchos años.
No lo he leído y lo siento, seguro que es apasionante.