Cogidos de las patas, Oso y Duna duermen plácidamente después de un largo paseo. El domingo es un día que se presta a holgazanear y a disfrutar de una buena siesta. Esto es lo que yo llamo llevar «una vida de perro», que ya quisiera más de uno.
Los morros juntos, como en un tierno beso perruno, es realmente conmovedor.
¡Qué majicos; un conmovedor gesto inmortalizado por la cámara, muchísimas gracias por compartirlo!
Las fotos son de mi sobrina Julia que adora a los perros; me encantan esas fotos que muestran lo cariñosos que llegan a ser.
Un abrazo.
Son una belleza. Saludos
Los dos son golden retriever; yo también los encuentro preciosos; y a la hora de elegir siempre he tenido perros abandonados, la raza es lo de menos porque todos son super cariñosos.
Muchas gracias, Junior.
Un abrazo.
Que bellos!
Amor del bueno.
Sí que lo son! Y además muy buenos y cariñosos.
Un abrazo!
Qué maravillosas imágenes. Gracias por ellas.
Un abrazo.