¡Me encanta esa foto, Bárbara! Bajo la pudorosa sombrilla, la vida se trasluce (¿apasionada? ¿serena?) dudando si atravesar o no el velo que la cubre.
Me encanta el poema, Aurelio, se queda uno con ganas de más. Aunque veo que sigues el consejo de mi paisano Gracián «más vale quintaesencias que fárragos».
Gracias, Joaquín por ese comentario tan bonito (¡estás hecho un poeta!) y ya que me siento aludida os contesto a los dos. ¡Ya ves que mala soy… soy la guardiana de la llave… en fin de desagradecidos está el mundo lleno… Jajaja.
Gracias por poner otro poema mío.
Un beso bajo la sombrilla.
Había que celebrar que esta entrada hace la número 1000! Gracias a ti, querido Aurelio.
¿Solo uno?.
Bueeeeno… Pongamos dos o incluso tres.
Valeee… me conformo!
¡Me encanta esa foto, Bárbara! Bajo la pudorosa sombrilla, la vida se trasluce (¿apasionada? ¿serena?) dudando si atravesar o no el velo que la cubre.
Me encanta el poema, Aurelio, se queda uno con ganas de más. Aunque veo que sigues el consejo de mi paisano Gracián «más vale quintaesencias que fárragos».
Gracias, Joaquín, por tu comentario. Respecto a que «se queda uno con ganas de más», no está en mis manos satisfacerlo; Bárbara tiene la llave.
Gracias, Joaquín por ese comentario tan bonito (¡estás hecho un poeta!) y ya que me siento aludida os contesto a los dos. ¡Ya ves que mala soy… soy la guardiana de la llave… en fin de desagradecidos está el mundo lleno… Jajaja.