El poeta, crítico de arte y amigo de todas las vanguardias, Guillaume Apollinaire, asistía atento a todo lo que se movía en el terreno artístico de París y, por tanto, no es de extrañar que fuera el primero que empleara el termino de Órfico para denominar, en primer lugar, la pintura de Delaunay. Apollinaire optó por el nombre derivándolo de Orfeo, personaje de la mitología griega que representa la unión de la música y de la poesía. Esta nueva corriente, el cubismo órfico, dotó de color al cubismo analítico de Braque y de Picasso, cuyas obras consideraba exentas de vitalidad y en exceso formalistas. El cubismo órfico solamente duró dos años, de 1911 a 1912. La primera exposición colectiva cubista se celebró en El Salón de los Independientes en 1911. En la famosa Galería de la Boétie de París se expusieron, en 1912, las obras resultado de esta nueva corriente que agrupó a Delaunay, Metzinger, Albert Cleizes, André Loth, Calder, Marcel Duchamp, Leger, Robert de la Frenaye…; las obras se expusieron bajo el nombre de Sección de Oro. Todos estos artistas de distintas procedencias, unos venían de Jinete Azul, otros del futurismo italiano y algunos del cubismo, se amparan bajo esta nueva corriente, reacción al cubismo analítico. Las grandes figuras del cubismo órfico son: Delanay, Kupka y Matzinger. Con el tiempo el cubismo órfico se convierte en algo específicamente francés, representado sobre todo por Delaunay y su mujer Sonia Delaunay, quienes condujeron la nueva pintura a la abstracción, objetivo en un principio impensable.
La verdad es que me gustan esas pinturas, el color les da vida. Al ver la Torre Eiffel y, teniendo en cuenta el año en que se pintó el cuadro (1911), parece una premonición de la Gran Guerra que comenzó pocos años después (1914), aunque sospecho que, en aquel momento, ni los propios políticos creían que se llegaría a ella.
Aportan el color que los cuadros cubistas analíticos no tenían. ¡Qué principio de siglo! Esperemos que otra a nivel mundial no se produzca. Feliz fin de semana y un abrazo.