Aunque en su momento ya subí el cuadro que Picasso hiciera a su amiga y mecenas norteamericana Gertrude Stein, ahora me encuentro con la fotografía que Coburn le hiciera en 1917. A Stein los pintores que trabajaban en París a principios del siglo pasado le deben mucho; su labor a favor del arte de vanguardia ahí está. Sobre ella y Picasso se cuenta lo siguiente: una vez finalizado el retrato alguien le dijo a Picasso: «No se le parece», a lo que este contestó sin inmutarse: «Ya se le parecerá». Respuesta que puede sorprender, pero que tiene mucha enjundia. El retrato, una vez que la fotografía permite acercarse lo más fielmente a la realidad, se libra del lastre del «parecido» y son otros valores los que entran en juego, la captación de la personalidad, el cómo y los valores intrínsecos de la obra y, como consecuencia, el retrato se libra de embellecer al retratado. La dureza del retrato de Gertrude hay que encajarlo en el momento estilístico en que se hizo y ese rostro, casi máscara de ella, es sumamente elocuente en cuanto a su fuerte personalidad. Con la mirada limpia, ajena a los prejuicios es como mejor se puede acceder a cualquier obra. Ustedes juzgaran.
Desde luego, a la vista del retrato y de la fotografía, no parece que a Gertrude Stein le importara mucho lo que pensaran de ella. Y no creo que fuera fácil de engañarla.
Debía tener, ciertamente, una fuerte personalidad.
Un abrazo.
A brilliant painting by the Master and a wonderful photograph. Seen together they are fascinating.
Si, se han juntado dos creadores excepcionales.
Gracias, Ashley.
Me ha gustado mucho esta entrada, los retratos no son fotografías por tanto no se los debe juzgar como si lo fueran, aunque el realismo o el hiperrealismo lo lleguen a conseguir. Personalmente esta mujer me seduce mucho más en la pintura que en la fotografía. Genial, Picaso,.
Un abrazo.
Genial, sí; Picasso ha creado un magnífico retrato donde no a soslayado el carácter de esta mujer poseedora de un físico contundente y en vez de dulcificar al personaje le pone aristas que hablan por si solas. Me parece que coge «el toro por los cuernos» -dicho vulgarmente-. Un maestro.
Un abrazo grande.