Esta tabla, pintada al óleo en 1434 por el máximo exponente de la escuela primitiva flamenca, de 82 X 60 cm. y que se encuentra en la actualidad en la National Gallery de Londres, ha dado origen a innumerables controversias debido a los elementos simbólicos que el cuadro contiene. Lo que llama la atención, en primer lugar, es la incorporación del espejo al fondo de la pieza, innovación precursora de otros cuadros posteriores como las Meninas de Velázquez. La escena con las dos figuras de frente sugiere la celebración de una ceremonia matrimonial o de la concertación de un contrato. Esta magnífica obra de Jan van Eyck y sus diversos elementos domésticos, así como la ambientación de la pieza sugieren, como las naranjas junto a la ventana, un lujo para la Flandes del siglo XV, la prosperidad del comerciante Arnolfini. Junto al espejo una inscripción en latín reza: «Jan van Eyck estuvo aquí, 1434», que bien puede atestiguar que el propio pintor obró como testigo de la ceremonia. El espejo, de forma circular y en cuyo marco se representan diez de las escenas del Viacrucis, permite que veamos la escena completa al reflejar inversamente la parte de atrás de los personajes y de dos personas que no aparecen en ella. El embarazo de la mujer, que parece evidente por el abultado vientre, era debido a la moda de la época, que elevaba los pechos de la mujer mediante el uso de un corpiño muy ajustado al cuerpo, lo que provocaba esa deformación; observación que corrobora el simbolismo de la pequeña gárgola sonriente que aparece sobre las manos de la pareja, y que supone un exorcismo ante la infertilidad, una manera de conjurar a la falta de descendencia; del mismo modo los zuecos de ambos sugieren que estaban descalzos y eso en el siglo en que fue pintado alude directamente a la fertilidad. De modo que todo se concita para que la pareja inicie esa etapa con buenos augurios. Por otra parte, la única vela encendida de la lámpara representa la llama del amor. Y, si atendemos a los colores, el verde de ella alude a la fertilidad y el rojo que viste la cama al amor. Por último el perro significa la fidelidad dentro del matrimonio. La luz matizada que caracteriza a los interiores holandeses, ilumina el rostro femenino y se atenúa en torno a la figura de él.
A Jan van Eyck se le atribuyó durante mucho tiempo la creación de la técnica de la pintura al óleo; en la actualidad se cree que solo la perfeccionó. Esta obra, sin duda, representa lo mejor de la escuela primitiva flamenca, síntesis en cuanto a minuciosidad, cuidado exquisito del color, estudio de la perspectiva y naturalismo. Una obra de la National Gallery a la que hay dedicar la atención que se merece.
Fascinating work done with «The Arnolfini Marriage» – top class… 🙂
Sculpture a visit worth in Ghent

Muchas gracias, querido Ledrake! Habrá que ir a Gante…
Me encanta ese cuadro, y tu disección minuciosa ha sido un placer para mí. Me llama la atención también el contraste entre el rostro implacable de Giovanni Arnolfini (me recuerda a Putin) y la expresión más dulce de su esposa.
Es que el cuadro es precioso; lo vi en Londres hace muchos años y me quede un rato largo contemplándolo embobada. No me había dado cuenta del parecido… es el doble de Putin, mejor dicho Putin es su doble!!! Jajaja… qué agudico, maño!
A brilliant painting and thorough assessment!
(please clarify: you saw Putin in London many years ago or saw the painting in London???)
Jajaja… a Joaquín le recuerda a Putin y la verdad es que se le parece… Y yo vi el cuadro en Londres…Las traducciones de google son tremendas.
Muchas gracias, estimado Ashley.
Un quadro di grande bellezza. Un abbraccio cara Barbara.
Veramente bello caro Enrico. Un abbraccio.