Ambos artistas, Auguste Rodin y Camille Claudel, hicieron el retrato del otro; curiosamente la cabeza delicadísima de ella contrasta con la fuerza del trabajo de Camille; esa forma de pellizcar el barro sin ahorrar aristas también lo encontramos en algunos trabajos de él, como en «La que una vez fue la bella mujer del herrero», extrahordinaria escultura que la podrían haber firmado cualquiera de los dos.
¡Qué maravillosos retratos! Me pregunto cómo debe ser la influencia creativa entre dos artistas que viven y trabajan juntos (como Rodin/ Claudel y Aurelio y tú)
¡Si que lo son, querido Joaquín!
A veces conflictiva, pero siempre fructífera; el dialogo y cambio de impresiones es interesante aunque a veces la sangre llegue al río como en el caso de Gauguin y Van Gogh… Jajaja, esa es la excepción que confirma la regla!
Grande Camille, ha saputo influenzare con il suo amore la scultura di Rodin, ma purtroppo è più famosa per il suo ricovero in ospedale psichiatrico, negli ultimi anni della sua vita. Un abbraccio cara Barbara.
Veramente grande! Molte grazie, caro Enrico.
Un abbraccio.
Interesting – and fascinating sculptures… 🙂
Dos grandes creadores!
Muchas gracias, querido Ledrake.
Un abrazo enorme.
Me encanta Rodin y Claudel, a pesar de que su obra se mantuvo un poco oculta bajo la luz de Rodin.
Besitos luneros.
¡Terrible destino el de Camille! Por otra parte nada nuevo para las mujeres artistas, la sociedad y el patriarcado no favorecen en absoluto su actividad ya de por si difícil.
Un beso, querida Chelo.