
Rubens: «Autorretrato con sombrero grande». C. 1628-1630. Óleo sobre lienzo, 61 x 45 cm. Antwerp. Rubenshuir.
Velázquez de mayor quería ser como Rubens, su mentor. Rubens representaba a sus ojos el caballero, el diplomático, el triunfador que se movía con gran desenvoltura en todas las cortes europeas y además uno de los mejores pintores flamencos del barroco del siglo XVII. El gran triunfador que fue Rubens nació en Alemania como consecuencia de los vaivenes que la lucha de religiones provocaba; su padre, convertido al calvinismo, tuvo que salir de Amberes; muerto este, la familia retorna al seno de la iglesia católica y a la ciudad de las gaviotas y de la bruma. Como a tantos pintores, su viaje por Italia le descubre el deslumbrante renacimiento y a sus admirados Tintoretto, Tiziano y al Veronés; trabajó en la corte de Mantua durante nueve años y en la del archiduque austriaco y en la española; todas se lo disputaban y su gran taller no daba a basto. Felipe IV, rey de España, lo nombra secretario de su Consejo Privado y es entonces cuando fue mentor de un joven Velázquez deslumbrado. La obra de Rubens influyó enormemente en pintores posteriores como Watteau, Delacroix o Renoir. La belleza femenina rubeniana es un canon que agradecen las señoras «reales», que nada tienen que ver con los de la belleza de pasarela; el realismo de la carne con celulitis es algo que, visto en los museos, me enternece enormemente.
En sus magistrales autorretratos se pinta como un caballero con los elementos de su categoría social, sombrero, espada y soberbios trajes; era señor de Steen gracias a las distinciones y premios recibidos. Nada le fue ajeno a este maestro que falleció a la edad de 63 años habiendo vivido lo mejor del arte y de la vida cortesana.
La fuerza de la mirada de esos autorretratos es insuperable; la pincelada hay que verla de cerca, merece la pena ampliar la imagen, cada pelo está suelto con una definición tal como hiciera Durero.
¡Espléndidos autorretratos!
¡Qué ejecución, qué maestría!!!
Impresionante. No me extraña que Velázquez le admirase.
Pintaba un rato largo, este chico de Flandes…!!!
Interesting to read… 🙂
Muchísimas gracias, querido Ledrakenoir !
¡Qué miradas! Parece que te rozan.
Muchos besetes, mi niña.
Impresionantes y… directas. Sabía que te iban a gustar… seguimos mirándonos también en esos ojos inteligentes de Rubens.
Muchas gracias, por esa mirada!
¡Adoro a Rubens!
Gracias.
¡Somos legión los que lo adoramos!
Muchas gracias a ti, querido amigo!