El proceso de la vida nos lo ofrecen las estaciones. La filosofía de las gentes del campo, pegados a la tierra, es el resultado de contemplar los ciclos en los que todo nace, se regenera y muere. Pegado a la naturaleza, el hombre no se piensa como algo ajeno y su ciclo vital se vive como algo natural, sin sobresaltos… Alejados de ella es fácil perder el norte, la ciudad nos pervierte el horizonte.
Tienes razón, Bárbara. Quizás, vivir en la ciudad es algo así como (exagerando mucho) estar encerrado en una habitación con la luz encendida permanentemente y sin saber si es de día o de noche.
Pero sospecho que, a los que hemos vivido siempre en ciudad, nos sería difícil adaptarnos a una vida “natural”.
Gracias, Bárbara por las fotos y el comentarios
Lo que quise decir es que el hombre del campo que vive día a día el proceso de la vida, asume como algo más natural la muerte. Y que la vida en las ciudades nos aleja del sentimiento de precariedad de nuestras vidas… el ansia de poseer, de disfrutar a toda costa, de vivir freneticamente nos hace más vulnerables, más inseguros y más desgraciados.
¡Me puse trascendente! Perdona, Joaquín , una tiene sus debilidades.
Un beso.
Eres querida derecho Bárbara. Tenemos que seguir en contacto con la naturaleza con el fin de hacer las cosas bien.
All the best ❤
Hanna
Cuando me paseo por tu blog, pienso que tú si que lo haces bien!!!
All the best, querida Hanna!
Un fuerte abrazo.
Querida Bárbara. Siempre me haces sonreír. Beso y abrazo de Dinamarca ❤
Todo lo mejor, Hanna
¡Eso es bueno!
All the best, querida Hanna!!!