El circular armónico de la tortuga le irritó y la fustigó con ortigas furiosas o la instigó furiosamente, que daba igual; ella circulaba místicamente alrededor de la marquesina del Metropolitano: bajar no podía, luego, subir tampoco. Lobo lunar fascinado por la polifonía de lo imposible oyó el órgano de catedral y el escalofrío metálico de la luna; sintió en su cabeza un disparo como el latigazo de un metrónomo y la fustigó y la instigó hasta verla girar y girar circulando boca arriba por la línea siete dirección La Courneuve.
¡Fascinante comentario surrealista, Bárbara! Supongo que el sujeto de todas las acciones es la tortuga. ¿Y el lobo lunar? ¿es un espectador , quizá sentado junto a la gárgola, de todo lo que ocurre? ¿un árbitro? ¿un impulsor? ¿un mago?
¡Está claro que quedó algo oscuro! Al hablar en masculino pensé que la acción del lobo se diferencia del femenino tortuga. Lobo se pone borde con la tortuga y no para hasta que la lanza escaleras abajo del metro boca arriba girando como una peonza… He añadido «lobo! en el texto, así queda mejor… espero.
Esta vez Lobo lunar se pone malo, malo.
Esta noche, al pobre Lobo lunar le había convertido la luna llena en hombre-lobo.
¡Jajaja, hombre lobo en París!.Esta vez lobo lunar se ha pasado mil pueblos, qué culpa tiene la tortuga de circular despacito… es lo suyo.