Última hora: Egipto

Egipto se desangra. El hermoso país está a punto se sucumbir, otra vez, bajo la tiranía del totalitarismo. Los militares deben volver a los cuarteles y dejar que sea el pueblo el que cree un gobierno civil. El abandono del premio Nobel de la paz del precario gobierno de emergencia es la señal más preocupante de que la situación es crítica. El pueblo votó a los hermanos musulmanes y estos ostentaban el poder de forma legítima; si se decantaron peligrosamente hacia el recorte de libertades de la mayoría en detrimento de los que no enarbolaban la bandera religiosa, de los que aspiraban a un estado civil democrático, se deben dar cuenta de que el partido que sale ganador en las urnas debe gobernar para todos y no para una facción; su responsabilidad es indudable y por culpa de ello Egipto ha perdido una ocasión histórica de tener un gobierno democrático salido de las urnas. Esta forma partidista, excluyente de gobernar ha sido la chispa que ha hecho estallar el descontento y la excusa para que los militares que sustentaron a Mubarak estén ahora aplastando las manifestaciones, asesinando impunemente y quién sabe si con la finalidad de seguir ostentando el poder como hasta hace poco. Mientras, las calles se llenan de cadáveres. El secuestro de Morsi no soluciona nada, solo demuestra que los militares siguen en el poder. Naciones Unidas como siempre no hace nada. Después de la primavera árabe, vivida por los ciudadanos de El Cairo, de Alejandría y otras ciudades con la alegría y la fe en un cambio real en que los egipcios manifestaron su exigencia, ya, de tomar las riendas de su destino como pueblo, qué hace falta para que los organismos internacionales se hagan eco de su grito de libertad y no oídos sordos. Me pregunto si Naciones Unidas sirve para algo más que para emplear a muchos funcionarios, porque si no sirve para nada más que para acallar las malas conciencias más vale que se disuelva de una vez por todas. En todo el mundo somos muchos los que vivimos angustiados, siguiendo día a día los acontecimientos, el desarrollo de esta crisis que tememos pueda desembocar en una guerra civil, ojalá se imponga la cordura y mientras Siria…

4 pensamientos en “Última hora: Egipto

  1. Dans l’histoire, très souvent, les révolutions ont servi l’émergence d’une nouvelle caste, d’élites empressées à accaparer, ou de forces brutes (je devrais dire et …). Comment sortir de ce cercle vicieux qui consiste à remplacer un abuseur par un autre ? Je crains aussi beaucoup que l’aspect religieux envenime clairement les choses, aucune guerre n’a été plus meurtrière que celles qui ont ce fondement là. C’est donc très délicat à régler et urgent à résoudre…

    • Tout à fait d’accord, Chère Phédrienne. C’est très important séparer l’éstat de la religion; la religion dois être une chose privé et elle ne dois pas régle la vie publique mais encore… c’est terrible. Et effectivement c’est urgent à résoudre !

  2. Suscribo todas y cada una de tus palabras, Bárbara. También, las de Phédrienne (creo que las he comprendido, pese a no saber francés). Desde luego, no estoy seguro de que una intervención militar extranjera pudiera servir para mejorar las cosas (el ejemplo de Libia, Iraq o Afganistán es bastante ilustrativo). Pero, tampoco, podemos defender la democracia permitiendo (¿alentando?) un golpe de Estado, cuando el gobierno elegido no nos gusta.

    Pienso que, más a largo plazo (¿pero podemos permitirnos el lujo de esperar?), si apoyásemos (asesorando o ayudando económicamente) la creación de estructuras de apoyo a las masas empobrecidas, sin dejar esta labor únicamente a los Hermanos Musulmanes; éstos no tendrían tanto apoyo. Por otra parte, la oposición debe aprender a hacer política creando estructuras unitarias que puedan competir en unas elecciones (personalmente, puedo estar equivocado, El Baradei me parece más un oportunista, que el lider que ahora Egipto necesita). Lo que está haciendo la oposición, en cambio, es utilizar a los militares o a los civiles que «les saquen las castañas del fuego» (como pasó en el Chile de Allende).

    No sé, quizás este análisis son únicamente elucubraciones intelectuales trufadas de indignación, que no resistirían el contacto con la realidad.

    • Querido Joaquín, creo que tienes mucha razón. No estoy abogando por una intervención militar extranjera, si hecho de menos que Naciones Unidas y las grandes potencias tuvieran realmente un peso específico en materia diplomática que propiciara una evolución democrática apoyando el avance (creo que se puede hacer de muchas maneras, como tú dices económicamente, con proyectos de desarrollo…) Aciertas también en decir que es urgente; ellos, tan demócratas, han «permitido» el régimen de Mubarak durante decenios…
      El Baradei, al que admiro, me ha decepcionado también, no obstante reconozco que desconocemos los entresijos de lo que han sido estos días anteriores a esta masacre (ya se reconocen 500 muertos oficialmente o sea pueden ser miles)
      Una cosa que me preocupa, además, es la rentabilidad de los mártires, el odio y la rabia hacen siempre muy difícil la reconciliación.
      Gracias por tu sensibilidad, un abrazo.

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