Aurelio Serrano Ortiz: dibujante

Aurelio Serrano Ortiz: " 06-06-2013".

Aurelio Serrano Ortiz: » 06-06-2013″.

De la serie «Endogénesis. Après le dernier Matisse». Lápiz sobre papel.

Negativo del mismo dibujo.

Negativo del mismo dibujo.

Muchos de los dibujos de esta serie me llevan a «La danza» de Matisse por el movimiento y a los «recortables» de su última época en la que, imposibilitado, crea no obstante una  fértil iconografía que se plasma en unos tapices prodigiosos.

8 pensamientos en “Aurelio Serrano Ortiz: dibujante

  1. Gracias otra vez, Bárbara, por incluir un dibujo mío en tu blog y por poner además el negativo, que a mí me acerca aún más al Matisse que viste en la exposición de París -en la sala del Senado en el Luxemburgo-.y que te trajiste dentro para compartirla conmigo.

    • No tienes que darlas; gracias a ti por poder compartir tus dibujos en el blog. Ya sabes lo mucho que me gusta Matisse y lo que aquella exposición supuso para mí: volví con ojos de lechuza, redondos, alucinados y encantados. Esta serie tuya me encanta, de modo que no salgo del encantamiento… Un beso grande.

  2. Nos faltan ya flores para echarnos, Bárbara…, pero ¡qué hermoso es compartir creación y emociones, sentires y arte!

  3. ¡Facinantes dibujos Aurelio! Barbara, podrías añadir la lechuza a tus historias del lobo lunar; creo que daría mucho juego. Es curioso, la lechuza y el lobo son dos animales que despiertan algo profundo, atávico en el interior de las personas. El tigre de Bengala, por ejemplo, es un animal bellísimo, pero no arranca de las personas (al menos de mí) más que un pensamiento de admiración estética.

    • Gracias, Joaquín. Por la fecha-título verás que es en lo que ando metido ahora y me alegro mucho de que te guste. Un abrazo.

  4. Los dibujos de Aurelio tienen movimiento por sí mismos.Y eso refleja su propio espíritu que no está dormido.Un abrazo

    • Gracias, Isabel. La jubilación rejuvenece el espíritu, porque nos permite, egoístamente, tener más tiempo para escuchar esa parte del dentro nuestro al que no podíamos prestar atención por el «ruido» de fuera, aunque ese «ruido» nos satisficiera en el día a día.

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