El recientemente fallecido Antoni Tàpies nos legó además de su obra, su reflexión continua desde 1977 sobre el fenómeno artístico. A través de sus ensayos se nos muestra como un enciclopedista, tal es la magnitud de sus conocimientos, no solo sobre arte vanguardista o conceptual, sino como filósofo o moralista en el sentido que él atribuía al carácter moral del arte; o como defensor del arte como acción y meditación. Recuerdo su primer libro «La práctica del arte» editado por Ariel quincenal, y «El arte contra la estética», también editado por la misma editorial, en junio de 1978. Cito de este último unas líneas del capítulo XII llamado Picasso total: «La autoridad y la potencia de sugestión que han tenido la obra y el solo nombre de Picasso no son igualadas por casi ninguna otra gran personalidad del siglo XX. Y no es por azar». Más adelante dice: «Es la razón de la postura política de Picasso y lo que nos la hecho hecho ver tantas veces testimoniando contra la injusticia, contra la barbarie, contra el obscurantismo y la opresión. ¿Es preciso recordar todos «los sueños y las mentiras» que ha combatido, o su agudo dolor ante el Guernica o las matanzas en Corea? La misma razón, además, que le han convertido para todo el mundo en el gran héroe de la Paz, en el gran símbolo de la Libertad».

Bien hermanados están. Picasso y Tàpies son, son sin duda, dos de los más grandes.
Lucía
Estoy contigo y creo que es tremendamente generosa la opinión de Tàpies en esos años, cuando todos sabemos que muchos artistas denostan a los otros, aunque sean de la talla enorme de Picasso.