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El jardín de los cactus en Lanzarote.

Hablar de Lanzarote es hablar de César Manriquéz, el artista canario que elevó su quehacer a cotas universales. Otras de las obras que el artista impulsó fue «El jardín de los cactus»; un jardín con unas 500 especies y 4.500 ejemplares en total. Situado en Guatiza municipio de Teguise fue la última obra del artista.

Los Jameos del Agua en Lanzarote.

En 1968 se inauguró Los Jameos del Agua, este espacio natural creado en el interior de un túnel volcánico. Los Jameos se formaron después de la erupción del Volcán de la Corona. La palabra jameo, que es de origen guanche, hace referencia al agujero que se ocasiona el hundirse el techo de un tubo volcánico. Tiene la categoría de Jardín Histórico. Los Jameos del Agua está formado por tres jameos; el Jameo Chico, por donde está la entrada, el Jameo Grande y el Jameo de la Cazuela, que se encuentra tras el escenario del auditorio. El Auditorio Jameos, es un auditorio natural con capacidad para 550 personas y una extraordinaria acústica debido a la piedra basáltica del tubo. Esta fue la primera actuación e intervención del artista César Manríquez, natural de la isla, en las bellezas naturales de su tierra, en sus paisajes. El lugar es declarado Bien de Interés Cultural y Científico y se concluyó en 1977. Situados estrategicamente hay varios bares y un restaurante. El 27 de este mes en el auditorio se ha programado «La traviata»; las entradas ya están a la venta. ¡¡¡ Quién pudiera ir!!!

Los dromedarios.

Los sufridos dromedarios de Lanzarote, conocidos comúnmente como «camellos» en Canarias, descansan entre paseo y paseo turístico; los dromedarios, como todo el mndo sabe, tienen una sola joroba y los camellos tienen dos. En Lanzarote y en Fuerteventura constituyen una gran atracción entre los que visitan las islas. La introducción en ellas de esta especie se romonta a 1405, tras la colonización española de las islas. Proceden del continente africano y llegaron acompañando a las primeras expediciones. Hay alrededor de mil cabezas principalmente en Lanzarote, sur de Las Palmas y Fuerteventura. Su principal uso históricamente ha sido como animal de carga. Su gran adaptación al clima canario ha favorecido su proliferación. Se utiliza también su carne, lana y leche de gran valor nutritivo y rica en insulina. Ganado muy ecológico y poco competitivo con otras especies domésticas, aprovechan el pasto de forma más homogénea y equilibrada por llegar a zonas a los que otros animales no pueden acceder; tienen gran resistencia a las enfermedades y pueden pasar varios días sin beber agua. En el Museo de Miguel de Unamuno de Puerto de Rosario hay numerosos documentos gráficos de su exploración en camello de la isla de Fuerteventura, a donde fue desterrado en 1924 por sus criticas a Primo de Rivera y a Alfonso XIII hasta su fuga en 1924 tras enterarse de su amnistia, refugiándose en París porque no quería volver a la Península mientras siguiese la dictadura de Primo de Rivera.

Charco Verde o Charco de los Clicos en Lanzarote.

La isla de Lanzarote en el Archielago Canario es de una belleza fascinante. El llamado Charco Verde está situado en el municipio de Yaiza, en el sur oeste de la isla. Se trata de una laguna litoral incluida en el parque natural de los Volcanes junto a la población de El Golfo y dentro del parque natural de Timanfaya. El termino de los clicos hace referencia a una especie de bivalvos comestibles muy sabrosos. El adjetivo verde proviene del color de sus aguas que adquieren una tonalidad verdosa debido a un tipo de alga de la especie Ruppia maritima que habita en su interior, además del azufre que contienen sus aguas. Las otras fotos corrsponde a la playa cercana a la laguna. El Charco ha sido el escenario de varias películas entre las que se encuentran «Los abrazos rotos» de Almodovar con Penelope cruz, en el 2009 y «Hace un millón de años» con Don Chaffey con Raquel Welch en 1966 entre las más conocidas.

Peza, con una cola impresionante.

Impresionante la cola de este pez rojo que tuve en el estanque y que, mientras lo limpiaba, lo ponía en el lavabo o en un barreño azul. En la primera foto es donde mejor se ve la longitud de la cola. La hija de unos vecinos, Candela, la bautizó como «peza» con la lógica aplastante de los niños.

De blanco.

De blanco impoluto estas campanillas muestran el paso del tiempo igual que nosotros, con manchas aunque sin arrugas, pero el día en que se marchitan lo hacen de golpe y no poco a poco con arrugas aquí y allá. Ellas son así, rotundas y decididas. ¿Menos doloroso?

Tagetes.

He tenido tagetes amarillos, nunca naranjas que yo recuerde. Me gustan por su sencillez y por su resistencia y porque me solían durar hasta bien entrado el invierno. Ahora están en todo lo suyo, con una floración lujuriosa e incontinente.

La flor de la platanera borde.

Quienes sigan el blog ya saben que tengo debilidad por la naturaleza y últimamente por la fotografía, aunque sigo pintando como algo inherente, imprescindible y vital. Ayer me sorprendió la belleza de la flor de esta platanera borde ( strelitzia augusta) y aquí la traigo con toda su delicadeza.

La hiquera y los helechos.

Lo prometido es deuda. Comenté en un post anterior que la higuera que tengo en el jardín se ha visto rodeada de helechos. Es posible suponer que dichos helechos, que son más propios de zonas húmedas y sobre todo del norte de nuestro país, estén buscando la sombra protectora de la higuera. No lo puedo saber, pero esta simbiosis es cuanto menos curiosa, sobre todo si pensamos en las altas temperaturas que aquí se alcanzan en verano y este está ya aquí. El verano pasado, sufrieron lo suyo, pero con las abundantes lluvias, de este invierno, se han puestos tremendamente grandes y fuertes y rodean a la higuera en un abrazo múltiple.