¿Qué le pasa a Europa? ¿Podemos sentirnos ajenos?

Cerramos la mente por vacaciones, cerramos los ojos ante el genocidio de Gaza y ante la querra de Ucrania. Nos vamos de vacaciones, el horror queda atrás, la muerte, la hambruna bajo la sombrilla de la playa se difumina y el rumor de las olas nos adormece bajo el sol; después, en el chiringuito, las tapas y la cerveza nos reconciliaran con el mundo mientras los niños palestinos se mueren de hambre…. Qué nos pasa. qué pasa en Europa. No tenemos poder alguno para presionar sobre los actos genocidas, para romper de una vez por todas con el actual gobierno asesino de Israel. La unidad de Europa no sirve para nada, pregunto. Y si eso es así, qué somos. He estado orgullosa de ser europea, pero ahora, ante la indiferencia, siento vergüenza, mucha vergüenza. También impotencia. El brabucón que llegó anunciando el fin de la guerra por su solo propósito y deseo, que se postula como el próximo Premio Nobel de la Paz, a propuestas del asesino Netanyahu, resulta tan cómico y patético que a una le dan ganas de borrarse de eso que llaman la «condición humana».

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