
Fotos: Bárbara
Le Rostand, café situado frente a los Jardines de Luxemburgo, es un lugar ideal para quedar con amigos y, sentados ante los minúsculos veladores, dejar pasar el tiempo o bien filosofar a cubierto de la fina lluvia tan parisina. Le Rostand es un clásico, esos lugares que permanecen inmutables como parte del paisaje y al que acudimos sabiendo que estarán allí, que no habrán desaparecido por la especulación inmobiliaria como sucede en otras ciudades. París guarda sus lugares icónicos y es un alivio saber que cuando uno vuelve se encontrará como en su casa, porque todo lo que ama sigue igual y en su sitio.
En este momento se agradece soñar con lugares como este. Gracias, Bárbara.
Un fuerte abrazo.
Y qué ganas tengo de volver… este confinamiento ya se me está haciendo pesado, pero pienso en el número de muertos y en sus familias y me digo que no tengo derecho de quejarme. Muchas gracias, Isabel, por tu gran sensibilidad y por tu gran humanismo que derrochas en tu poesía, en tus fotografías…
Un abrazo grande.
Qué lugar tan precioso y qué ganas de retomar la normalidad, pero la de verdad. Un abrazo, querida Bárbara.
Muchísimas gracias. Sé que tu ciudad es Roma, la mía es París; he sido muy feliz allí y ahora después de lo que estamos viviendo tengo unas ganas tremendas de poder coger un avión… espero y deseo que la normalidad de verdad, como bien dices, llegue por fin. Un abrazo grande.
Tout à Paris m’est cher comme une très vieille ancêtre qu’on ne peut oublier et paradoxalement comme l’éternelle jeunesse de la vie, bruyante et sans cesse métamorphosée.
J’adore Paris, c’est ma cité, Balader dans ses rues, en regardant les batiments du XIX siégle, leur beauté, ça ma fait très hereuse. Je vais a Paris la première fois quand j’avais 22 ans et je tombé amoureuse… Merci ma belle Colette!!!