
Fotos: Bárbara
De pronto en el jardín aparecen cosas que una, ignorante, pero enamorada de la naturaleza, observa con curiosidad y asombro, y tiene que captar «eso» que parece el resultado de la labor de un bichillo que laboriosamente está fabricando su nido, casa o lo que sea mientras dure el proceso de transformación. He tenido, como muchos niños en Murcia, orugas que había que alimentar con hojas de morera para que luego se transformasen en hermosas mariposas y por eso hay que dejarlo así para que la naturaleza siga su curso.
Tiene pinta de ser una ooteca de mantis religiosa; de ahí en primavera saldrán unos cuantos «cientos» de ninfas de mantis, aunque sobrevivirán muy pocas 🙂
Pues no me alegra mucho saberlo porque es de los pocos bichos que no me gustan nada, sobre todo que se coman al macho tras aparearse…
Muchas gracias por tu comentario tan informativo. Un abrazo!