
Foto: Bárbara

Foto: Bárbara
Hay flores tan hermosas que hasta el paso del tiempo les sienta bien; ellas no necesitan cremas de belleza que rellenen los surcos, alisen y den esplendor al encanto con que la naturaleza les dota. Simplemente envejecen tan bien que da gusto verlas en su sencillez, sin artilugios, sin trampas ni cartón. Es una bonita lección que deberíamos aprender, porque no hay nada tan bello como un rostro surcado, marcado por arrugas que la vida deja…
Tienes toda la razón, Bárbara: pocas cosas elevan más el ánimo que ver una anciana o anciano con ese brillo infantil en sus ojos que demuestra que los surcos sembrados en el rostro florecen verdaderamente en el corazón
Y producen la misma ternura que un niño…
Estoy totalmente de acuerdo contigo, la belleza de los girasoles no tiene fin… no sé que opinarían ellos si pudieran hablar. Muchas gracias, las fotos son muy bonitas.
La naturaleza es realmente un regalo para los sentidos.
Muchas gracias, Isabel.
La naturaleza estará ahí para darnos increíbles lecciones: sus formas, sus colores, sus movimientos y transformaciones, le susurran al hombre o le gritan con voz de trueno que todo fin es convertido en un nuevo servicio.
Esa similitud que nos dejas, es sin duda, una enseñanza genuina.
Un fuerte abrazo, en unidad con la resplandeciente naturaleza, querida amiga.
Me sigue maravillando la naturaleza, adoro las plantas y el mar me apasiona desde pequeña; supongo que el haber vivido en una isla preciosa ha contribuido y mucho. Muchísimas gracias, querido amigo. Tus apariciones aquí, me alegran el día.
Un fortísimo abrazo desde el Mediterráneo.
Estoy totalmente de acuerdo con tu apreciación. Me encantan los girasoles.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Qué bellas imágenes las de tus girasoles. Gracias Bárbara!
(…y me vienen muymuy bien para un cuadro que estoy preparando)
Muchas gracias! No sabes lo que me alegra pensar que te pueden ayudar; espero que ese cuadro salga como tú quieres. La pintura también es mi gran pasión
Un abrazo.