
Picasso: «Desnudo de Fernande Olivier», 1906. Gouache sobre papel Ingres. Museo de Arte de Cleveland
La gran aventura de Picasso, el paso de su pintura hacia la modernidad, se produce después de su viaje a Gósol; es en este pequeño pueblo de los Pirineos, al que llega acompañado de Fernande Olivier, donde se gesta el cambio. Entre mayo y agosto de 1906, rodeado de montañas resuelve su búsqueda particular del retrato mediante la cual captará la esencia del personaje. A la vuelta de Gósol, Picasso, que había empezado el retrato de Gertrude Stein el año anterior, y tras más de un centenar de sesiones infructuosas, puede por fin finalizarlo en una sola tarde. En Gósol cambia no solo su paleta, donde predominan los tierras y sienas, sino el tratamiento estilístico que dará paso a los rostros máscara con la geometización de las formas e incluso de la estructura craneal; el cuerpo no se corresponde con la cabeza que es, ahora, una estructura pesada y poderosa. A la vuelta de los Pirineos no solo termina el retrato de su mecenas, sino que, ya instalado en París, comienza «Les senyoretes d’Avinyó». Son de la estancia en Gósol estas obras con Fernande Olivier como protagonista, pero es en el último retrato, el de Josep Fontdevila, el propietario de Cal Tampanada, la fonda donde están alojados, donde se aprecia con mayor claridad la simplificación y el despojamiento del modelo, la resolución a base de planos de la cabeza de este payés y la sintetización de sus rasgos ya como una máscara. Se puede afirmar que el viaje a Gósol es sumamente productivo. No obstante, en una carta a Apollinaire, fechada el 21 de junio, Picasso se queja del tiempo, del frío que hace y que cuando llueve se inunda todo y, de esta manera, también se queja de la comida: «Res de tomàquets, ni pebrots, ni olives, ni res del que s’assenyala com a molt espanyol… de fruites res de res».
Wonderful! Even with the cold and rain, the light is shining in these paintings!
¡Claro que sí!; Picasso lleva la luz dentro y llueva o truene consigue plasmar lo que quiere. Es una capacidad envidiable. Muchas gracias. ¡Un abrazo, querido Ash!
Estoy de acuerdo con vosotras. Nunca podré saber «cuántos Picassos» diferentes hay en este pintor.
Infinitos o casi.Muchas gracias.
Un abrazo.